ABC (Nacional)

José Antonio Santana, el inventor del juguete que desinfecta

El CEO de Canal Toys en España comenzó siendo banquero y luego publicista. Escribe novelas y su abuelo político custodió y entregó a la familia el testamento de José Antonio Primo de Rivera

- ANTONIO ALBERT MADRID

Desde que se anunciaron las medidas sanitarias contra la pandemia, que incluyen una higiene de manos constante, a José Antonio Santana (Alicante, 1965) le preocupó cómo podrían los niños seguir jugando libremente, tocándolo todo, sin que los padres estuvieran detrás de ellos pidiéndole­s que se laven las manos cada rato. Además, el uso de geles –cuya base de alcohol los convierte en inflamable­s– no es precisamen­te el más adecuado para los más pequeños, cuya piel es muy sensible y puede verse afectada por su uso continuado. Encontró una sencilla solución: mejorar un invento que ya había arrasado, el en polvo, y adaptarlo a los nuevos tiempos, convirtien­do el juguete en un divertido y eficaz desinfecta­nte para niños. La legislació­n española sobre los juguetes es muy estricta, así que los padres pueden estar tranquilos: las bacterias y gérmenes, aliados del virus para atacar nuestro sistema inmunitari­o, quedan eliminados mientras sus hijos juegan a moldear figuras imposibles. Este invento español ha llegado a Estados Unidos de la mano de gigantes de la distribuci­ón como Walmart y Amazon.

Hace años, a José Antonio le sorprendió que el «blandiblú» con el que había jugado de pequeño se convirtier­a en uno de los contenidos más virales de Youtube, con miles de chavales creando tutoriales para fabricarlo en casa. Sólo que ya no se llamaba «blandiblú» –ni mucho menos «moco verde»– sino una masa viscosa hecha con pegamento y jabón, sus ingredient­es básicos, a los que cada uno añade su toque personal. Pero todas las recetas caseras eran caras y exigían una inversión excesiva. Como no es químico, llamó a su socio en China y le propuso resolver el problema creando un en polvo al que bastaba con echar agua para empezar a jugar con él. Así nació un invento que se convirtió en el juguete más vendido de España dos años consecutiv­os y se vende en todo el mundo. Gracias a ese éxito, el alicantino entró en el accionaria­do de la multinacio­nal francesa Canal Toys, que opera en Onil, cuna del juguete alicantino –y español–, de la que es CEO.

Santana llegó al mundo del juguete por deseo propio pero, también, por accidente. Tras su paso por ICADE en la Universida­d Pontificia de Comillas, entró a trabajar en el Banco Hipotecari­o, pero decidió dar un vuelco a su carrera al fichar por Publiespañ­a y dedicarse a la publicidad en el grupo Mediaset. Así entró en contacto con las principale­s marcas de juguetes, grandes inversores publicitar­ios, descubrien­do su fascinació­n por un mundo que desconocía, pero que le permitía desarrolla­r

LA REVOLUCIÓN su potencial creativo. La huella de la apuesta humanista de su educación jesuita es evidente. Primero fichó por Famosa, de la que recuerda especialme­nte con cariño el anuncio del Barco Pirata de Disney, protagoniz­ado por sus hijos. Luego pasó a otras multinacio­nales del sector, emprendien­do nuevas aventuras en distintos países, desde Canadá a Alemania.

Superviven­cia literaria

Su etapa más dura fue, precisamen­te la primera, en Canadá. Viajó solo, dejando en casa a su mujer y a sus hijos. Los primeros meses llamaba a casa sabiendo que los críos se emocionaba­n al escuchar a su padre. Con el tiempo, el interés de los pequeños decayó: las llamadas no eran ya una sorpresa sino una costumbre. Lejos de aceptar el desinterés de sus hijos, decidió captar de nuevo su atención, seducirlos, y empezó a escribir una novela por entregas. Cada día llamaba para leerles un capítulo, pero el truco consistía en que no les contaba el final, así que al día siguiente los tenía pegados al teléfono, preguntand­o qué pasaba, cómo seguía la aventura, imaginando mil finales que sólo el padre podía relatarles. Así nació su primera novela, «El lecho de los sueños». La segunda, sin embargo, es un relato histórico que nace de los recuerdos de su propia familia: «Déselo a Miguel» reconstruy­e la vida en la ciudad de Alicante los años antes y durante la Guerra Civil, revelando cómo fueron los últimos días de José Antonio Primo de Rivera en la cárcel, con algunos hechos inéditos que le fueron contados por su abuelo político, Víctor Viñas, quien recibió el testamento de José Antonio de sus propias manos con una única pero desesperad­a petición: «entréguese­lo a mi hermano». Viñas cumplió la promesa al acabar la contienda, llevando el documento a Denia para dárselo a Miguel Primo de Rivera. Misión cumplida.

José Antonio mejoró el «blandiblú» con ayuda de un socio en China. Ahora este invento español que divierte y desinfecta se vende en todo el mundo

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