LO QUE VA DE JEFFERSON A GOOGLE
doblegarnos (unos más que otros) las embestidas de la poderosa maquinaria de lobby de Google gracias al escudo que nos proporcionaba la IRRENUNCIABILIDAD. Pero nuestro dominante competidor es tenaz y encontró una puerta trasera. En Chrome, su omnímodo buscador, empezó a ofrecer noticias como resultado de búsqueda en el móvil antes incluso de haber tecleado una sola letra en el cajetín. Esto se llama Google Discover y no es más que la antigua y renovada pretensión de ordenar y ofrecer nuestras informaciones mezcladas a su antojo con las de nuestros colegas. Amparados por la ley española, los editores pasamos al cobro la factura correspondiente y, al ser desatendida, procedimos a demandar con acuerdo a la ley.
Un tercer intento, Google Showcase (mismo perro, distintos collares) se está poniendo en marcha estos días. Esta vez Google se ha lanzado a pactar con algunos editores, nativos digitales y legacy, condiciones para que estos renuncien a sus derechos de retribución por el uso de sus contenidos. La condición que ponen para ejecutar esos acuerdos es que los editores agraciados presionen para que se trasponga la directiva europea, mucho más laxa que la ley española, y se retire de la ley la IRRENUNCIABILIDAD (su machacona insistencia a lo largo de ocho años certifica nuestro acierto). La disyuntiva que se presenta a los editores es elegir entre la vigencia de nuestras marcas, la independencia respecto de nuestro omnímodo competidor y la búsqueda de nuestro propio negocio, o la subordinación de nuestras cabeceras a otra mayor y única, llámese como se llame, hasta quedar reducidos a meros servicios de agencia. Las consecuencias para usted serán obvias: un solo aglutinador de información, que ordenará los contenidos a su antojo (¿conoce usted las motivaciones de Google?), que concentrará la práctica totalidad del negocio y que tendrá control sobre los editores abriendo y cerrando el grifo de sus limosnas. ¿Lo que está en juego? La prensa libre y plural. Sí que iba con usted, ¿no?