ABC (Nacional)

La fiabilidad de una generación infinita

España completa su mejor partido del torneo y volverá a luchar por las medallas

- JAVIER ASPRÓN

España, una vez más, da la cara en la alta competició­n y se asegura luchar por las medallas del Mundial tras deslumbrar en los cuartos de final ante Noruega, selección que llegaba como vigente subcampeon­a y con la amenaza de contar en sus filas con el mejor jugador del momento, un Sagosen que perdió su fiereza al dejar medio cojo a su equipo por una lesión en la rodilla.

Pocos equipos hay tan fiables como esta selección, pues llevan consiguien­do éxitos desde hace más de una década. Siempre en la pomada pese a la evidente crisis que atraviesa el balonmano español, han sabido hacerse fuertes como grupo, a golpe de veteranía.

La selección de hoy tiene a once jugadores por encima de la treintena, cuatro de ellos, incluso, más cerca de los cuarenta. Raúl Entrerríos, eterno capitán, ya fue campeón del mundo en 2005, otros seis integrante­s actuales (Ariño, Cañellas, Guardiola, Maqueda, Morros y Sarmiento) estaban en el equipo que logró la segunda corona en 2013. Ahora, pese a todas las dudas, se sueña con fuerza en el tercer titulo, un objetivo que daría un espaldaraz­o absoluto para los Juegos de Tokio, la otra gran cita de este año tan atípico. Tal vez ese torneo marque un punto y aparte, porque las fuerzas no son infinitas y no se atisba un relevo inmediato, pero hasta entonces los que están tienen decidido entrar en la leyenda y colgarse un metal más en el cuello.

Pese a las dudas con las que empezó en Egipto, España ha ido ganando confianza y acierto con el paso de los encuentros. Frente a Noruega firmó una primera mitad primorosa, tomando el control desde el arranque y anulando al rival con una efectivida­d notable en el tiro y la inspiració­n habitual de Rodrigo Corrales, agigantado en la portería con un porcentaje de paradas (19) cercano al cincuenta por ciento. Una barbaridad.

Al descanso ya llegaba con una ventaja de seis goles (21-15). Para entonces, Sagosen, el ogro noruego, dejaba el partido y enfilaba el camino de los vestuarios, dolorido y apesadumbr­ado. El exceso de minutos al que le ha sometido su selecciona­dor desde la primera ronda del campeonato le acabó pasando factura en el momento más crucial. La estrella nórdica regresaría en la reanudació­n, aunque visiblemen­te tocado y sin capacidad de asumir la reacción. A cambio, Myrhol y Johannesse­n sostenían a su equipo a una distancia de entre tres y cuatro goles, pero sin opciones de ir más allá, aceptando que su duelo ante España acabaría igual que los 17 anteriores, con una sonora derrota.

La selección terminó el encuentro en plan estelar, recreándos­e ante un rival con los brazos caídos, lo que le permitió empezar a pensar en la semifinal ante Dinamarca. La defensora del título, otro duro hueso, volverá a poner a prueba a una generación de jugadores con cuerda suficiente como para dar una penúltima alegría.

Veteranos Once de los dieciocho jugadores de la plantilla española están ya en la treintena

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EFE El banquillo de la selección española, con Jordi Ribera al frente, celebra un gol ante Noruega
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