ABC (Nacional)

ASÍ SE INUTILIZA EL CONGRESO

Sánchez ha eliminado el debate político en las Cortes y la consecuenc­ia es que la oposición ya solo puede lograr amparo frente a las leyes más sectarias de la democracia en los Tribunales

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LA anomalía parlamenta­ria propiciada por el rodillo del Gobierno y sus socios está llegando a tal punto en esta legislatur­a que la única manera solvente de poder ejercer la oposición consiste en recurrir ante los Tribunales la cascada de normas abusivas, adoctrinad­oras, e incluso sustitutiv­as de preceptos constituci­onales, con las que gobierna Pedro Sánchez. Si fuera por él, la fiscalizac­ión del Ejecutivo en los plenos correspond­ientes no existiría y el debate parlamenta­rio sería residual. De hecho lo es. En más de cien días de nuevo estado de alarma solo ha comparecid­o en una ocasión, y fue para no rectificar su peregrina idea de prolongarl­o durante seis meses sin apenas dar explicacio­nes. Sánchez se burla del Parlamento sistemátic­amente porque lo tiene secuestrad­o con mayorías radicales contrarias a la Constituci­ón. Se niega a escuchar a los colectivos profesiona­les implicados en la tramitació­n de las leyes que les conciernen, su alejamient­o de la sociedad a la hora de rendir cuentas es notorio, y su ninguneo a las Cortes retrata tics despóticos. El sometimien­to del Parlamento a las órdenes de La Moncloa es un hecho contrastad­o que no requiere mayor análisis, y Sánchez impone sus tiempos a medida de la exigencia que le marca su aparato de propaganda personal.

Hoy ABC constata que las diversas normas aprobadas por el Gobierno acumulan ya una veintena de recursos de inconstitu­cionalidad presentado­s por la oposición. Los más incisivos son el PP y Vox, seguidos de Ciudadanos, que parece haber dejado atrás su acercamien­to táctico de muchos meses a Sánchez, asumiendo tarde y mal que ha sido utilizado a capricho por el presidente del Gobierno sin lograr el más mínimo rédito con su sumisión al PSOE. Hoy Ciudadanos sigue pagando con creces la ingenuidad de haber confiado en Sánchez solo por la obsesión de Inés Arrimadas de apartarse del centro-derecha como solución a sus males. El resultado promete ser desastroso para este partido.

El TC deberá pronunciar­se sobre el recurso presentado contra la decisión unilateral de Moncloa de suspender la actividad del Congreso al inicio de la pandemia, con lo que Sánchez se arrogó de facto sus funciones legislativ­as y excedió con creces las prerrogati­vas que le concedía el estado de alarma. También quedan pendientes impugnacio­nes sobre la legalidad o no de la forma con la que manejó esa alarma; sobre la inclusión de Pablo Iglesias en el grupo de personas con acceso a informació­n confidenci­al del CNI; o sobre el veto que vivió el PP al tumbarse su propuesta de supresión del impuesto de sociedades. Quedan también la conflictiv­a Ley Celaá, la permisivid­ad de la presidenta socialista del Congreso con las absurdas fórmulas de acatamient­o de la Constituci­ón que se consienten a populistas e independen­tistas, el nombramien­to de la fiscal general del Estado, la creación del ‘ministerio de la verdad’… Y en cartera esperan nuevos recursos contra la normativa que promueve la ‘okupación’, contra el silenciami­ento del Consejo de Estado, la eutanasia, o contra el obsceno sometimien­to del Consejo del Poder Judicial. Es una enmienda a la totalidad a una legislatur­a en la que Moncloa impide que las leyes se debatan porque ha mutilado al Congreso y al Senado para encubrir la gobernabil­idad más sectaria conocida en democracia. Censurado el debate, a la oposición solo le queda resignarse ante el TC, y confiar en que sus resolucion­es dejen de eternizars­e de una vez por todas para que al menos pueda recuperar una parte del mucho prestigio perdido.

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