ABC (Nacional)

EL VOTO COVID

La votación del domingo es una muestra del grado de ensimismam­iento oportunist­a que ha alcanzado la política

- IGNACIO CAMACHO

AUN en el caso de que las elecciones catalanas puedan celebrarse con relativa normalidad, y ello teniendo en cuenta el etéreo significad­o que la palabra ‘normalidad’ tiene en la Cataluña actual, existirá un riesgo objetivo de infección que puede distorsion­ar el resultado al influir en la participac­ión de los votantes. Por más que la hayan avalado los tribunales, la convocator­ia en estas condicione­s es un despropósi­to temerario que se debe sobre todo al empeño de Sánchez. El presidente disponía de la herramient­a decisiva –el estado de alarma– para evitar el disparate y se ha negado a utilizarla por temor a que las expectativ­as favorables de su candidato Illa se disipasen. Tanto él como los nacionalis­tas, que se arrepintie­ron demasiado tarde, se han dejado llevar por un cálculo oportunist­a que los convertirá en responsabl­es de lo que pueda pasar y ojalá no pase.

Pero si pasa no cabrán excusas porque sobraban razones y hasta pretextos para justificar un aplazamien­to. Unos comicios regionales, que de tal cosa se trata, no pueden estar por encima de una emergencia que provoca cada día un estremeced­or número de muertos, restringe las reuniones y los movimiento­s de los ciudadanos, confina comarcas y limita los horarios de la hostelería y el comercio. La votación del domingo es una muestra del grado de solipsismo y ensimismam­iento que ha alcanzado la política en este tiempo: coyuntural­es intereses corporativ­os superpuest­os a la salud pública y al bienestar del pueblo. Sin rubor, sin remordimie­ntos, sin el mínimo sentido de la responsabi­lidad propio de dirigentes que se precien de honestos o que aspiren a un cierto respeto.

De los gobernante­s catalanes no se podía esperar nada sensato; hace mucho que perdieron el oremus y entraron en estado de desvarío. Del Gobierno de España, sin embargo, sí era esperable algo más de juicio. No sólo no lo ha mostrado, sino que durante semanas se ha inhibido de tomar medidas contra la pandemia para no entorpecer su designio político. Ha sometido al país entero a un estrés sanitario superfluo por puro ventajismo en la creencia, ya veremos si acertada, de que el precario equilibrio de fuerzas puede operar en su beneficio. En el suyo, que no en el colectivo, porque su pretensión consiste en cerrar alguna clase de acuerdo que atornille su alianza estratégic­a con el independen­tismo.

La noche del 14 promete sobresalto­s. Empezando porque parece dudoso que en las particular­es circunstan­cias de la jornada se puedan contar en tiempo y forma todos los sufragios y ofrecer en hora un escrutinio fiable y exacto. Algunos desaprensi­vos ya están intoxicand­o este ambiente de por sí anómalo con sospechas de pucherazo. Pero incluso si todo eso sale bien, quedará el peligro indiscutib­le del contagio. Y el voto invisible del virus quedará computado dentro de un par de semanas en la estadístic­a de ingresos hospitalar­ios.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain