QUE DIOS NOS COJA VACUNADOS
No le importó al obispo de Cartagena rebajarse el cargo hasta capellán con tal de vacunarse antes de tiempo. Suma y sigue en los que se cuelan
JOSÉ MANUEL LORCA PLANES
OBISPO DE CARTAGENA
Y ya puestos (y también haciéndose pasar por capellanes de un centro de asistencia a personas vulnerables de la diócesis), recibieron sus dosis el secretario personal del obispo, el obispo auxiliar de la diócesis, un antiguo obispo de Burgos y hasta el canónigo de la catedral. Monseñor Lorca ha asegurado que «en ningún momento creyó estar actuando mal» aunque esta versión no cuadra con su degradación a humilde capellán en el certificado oficial para poder recibir el inyectable. Al menos, y acogido al propósito de enmienda, el obispo ha dicho que renuncia a la segunda dosis y prefiere volverse a poner en la cola de la que nunca tuvo que salir. Ya hemos perdido la cuenta de las personas que han adelantado irregularmente su vacunación alegando esto y aquello. Políticos, militares, sindicalistas, religiosos... hasta vacunaron al de la máquina de ‘vending’ de un hospital vasco porque pasaba por allí. Iba a ser modélico en todo el mundo el proceso de vacunación que Sánchez e Illa vendieron en su día, antes de poner la pegatina propagandística de ‘Gobierno de España’ a las primeras cajas y marcharse a hacer campaña en Cataluña. Hoy, además de la carencia de dosis que ha ralentizado la inmunización, vemos que ese presunto proceso modélico tiene tantos agujeros que mejor que Dios nos coja vacunados de espanto.