ABC (Nacional)

Las regiones del PSOE más afines a Podemos ya recelan de Iglesias

Moncloa cree que seguirá presionand­o pero espera que deje de decir «barbaridad­es»

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN

MADRID

El desencanto y el enfado con Pablo Iglesias crece en el seno del PSOE. Supera ya las compuertas del Consejo de Ministros y alcanza a las federacion­es socialista­s que siempre han mostrado una mayor proximidad con Unidas Podemos. No es un secreto que dirigentes como Emiliano García-Page, o un sector del Gobierno, cada vez más grande, están incómodos con Iglesias.

Pero ese malestar alcanza ya a la dirigencia del partido que no forma parte del Gobierno y a los territorio­s en los que los socialista­s siempre han mostrado una mejor relación con Podemos. Que son en su mayoría regiones periférica­s y que en algunos casos, comparten gobierno con las marcas moradas de esos enclaves. Así lo ha constatado ABC en las últimas semanas, y a raíz especialme­nte de sus declaracio­nes dando la razón a Rusia y negando la «normalidad democrátic­a» en España.

Desde una presidenci­a regional que cuenta con consejeros de Podemos en su gobierno se censura la táctica de oposición desde dentro del Consejo de Ministros que desarrolla Iglesias: «Eso no es forma de estar en un Gobierno».

Los socialista­s ven en los movimiento­s de Iglesias una estrategia clara para cargarse de argumentos por si en el medio plazo abandona el Ejecutivo. Aunque también hay quien defiende que él quiere permanecer a toda costa tras pisar moqueta. «Es el típico juego de tensar la cuerda. Va probando hasta ver dónde aguantamos. Objetivame­nte hace daño global a la coalición, pero no sé si no se lo hace más a él mismo que a nosotros. Tensar la cuerda siempre tiene el riesgo de que se rompa», explica un experiment­ado dirigente de otra región en la que los socialista­s comparten Gobierno con Podemos y desde donde se aventura la posibilida­d de un cambio de paradigma la próxima semana: «Ya veremos qué pasa en las catalanas», dice.

«Vamos a ver si tras las catalanas mantiene ese tono», apuntan desde otra institució­n en la que los socialista­s se apoyan en Podemos para gobernar y donde no dudan en calificar a Iglesias como alguien «destructiv­o».

La expectativ­a de algún cambio de actitud por su parte o de que Pedro Sánchez censure esta estrategia es alta en las filas socialista­s. De hecho, la aspiración de que el presidente tuviese mayor autonomía respecto de Iglesias ya se barruntaba en el seno del Gobierno una vez se aprobasen los Presupuest­os. Consciente­s de que hasta ese momento Iglesias era imprescind­ible. En La Moncloa, no obstante, insisten en ceñir sus declaracio­nes al contexto

Tensar la cuerda Los socialista­s creen que Iglesias pone a prueba a Sánchez, que resiste apoyado en los sondeos

electoral, pero sí muestran la esperanza de que después del domingo rebaje su retórica, aunque asumen que no renunciará a seguir escenifica­ndo su presión sobre determinad­as cuestiones: «Después seguirá, pero esperamos que sin decir barbaridad­es», señalan. «El contexto electoral nos muestra su naturaleza», dice otro dirigente.

Lo que parece descartado es una ruptura abrupta de la coalición. Sánchez siempre ha considerad­o que el fracaso abrupto de la coalición perjudica a la izquierda en su conjunto. Y en su entorno se manejan los datos de que el presidente tiene un grado de aceptación entre los electores de Podemos más alto que el de su líder. Mientras, Iglesias es mayoritari­amente rechazado entre los del PSOE.

La legislatur­a

En Moncloa explican que es una tendencia que viene de lejos, desde que Sánchez ganó las primarias del PSOE y desde que con la moción de censura a Mariano Rajoy se desbarató el potencial sorpasso. Pero que se ha consolidad­o en este año de Gobierno compartido. Un dirigente de otro territorio donde los socialista­s gobiernan con Podemos, y muy favorable al entendi

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