«El Covid nos enseñó por qué es necesario invertir en el Ejército»
de lucro, creada por el Ministerio de Defensa y las dos asociaciones de empresas del sector –Tedae y Aesmide– que tiene como objetivo fundamental celebrar la feria, y dar a conocer las potencialidades y capacidades de la industria de Defensa y de Seguridad española. Además tiene otros fines complementarios como difundir la cultura de Defensa en la sociedad y que la industria es un motor de desarrollo, también desde el punto de vista de las exportaciones en el exterior. —Usted fue ministro de Sanidad y de Defensa. En un momento como el actual, con una pandemia y crisis provocada por el Covid-19, ¿cómo se puede justificar un mayor gasto en Defensa?
—La función primordial del Estado es garantizar la seguridad de sus ciudadanos. Y garantizar los intereses compartidos por todos los ciudadanos. Esto en España no es fácil de explicar porque como no participamos en una guerra mundial no tenemos una visión clara de las amenazas. Y no hay nada más que ver el mapa para ver dónde estamos: en el sur de Europa, cerca del Sahel, que corre el riesgo de desestabilizarse profundamente. Pero la seguridad no es un concepto aislado, sino compartido con otros países. En España hemos vivido muy al margen de las necesidades de garantizar esa seguridad porque lo hemos encargado a las alianzas, la UE y la OTAN. Pero esto puede cambiar, y no nos queda más remedio que hacer frente a las obligaciones que compartimos con otros aliados. Por otro lado, el Covid o un temporal como Filomena nos enseñaron por qué es necesario invertir en las Fuerzas Armadas.
—¿Qué le parece el presupuesto último de Defensa, con 9.072 millones de euros el próximo año (un 4,7% más)?
—El presupuesto está dentro de las posibilidades económicas del país. Está en un nivel de recursos que no es el deseable porque las Fuerzas Armadas han perdido mucha capacidad en los últimos años, no solo en adquisiciones sino en mantenimiento. Eso sí, se echa de menos un programa plurianual que permita a las empresas españolas posicionarse de cara a acceder a los fondos europeos.
—Para ese marco plurianual habría que convertir la política de Defensa en una verdadera política de Estado, independientemente de la guerra de las siglas políticas. ¿Cree que se da esa situación en la España actual? —En Defensa no hay las controversias que se dan en otros terrenos. Aquí hay una cierta lealtad institucional entre los principales partidos del arco parlamentario... aunque lamentablemente no se da en algunos. Pero eso se da por sentado.
—¿Por qué al político español, sea del partido que sea, le resulta difícil defender la inversión en Defensa? —Siempre hay un debate sobre si se debe invertir más en Educación y Sanidad o en Defensa. Ciertamente hay que encontrar un equilibrio.
—Uno de los mantras que deja la pandemia es que en España necesitamos industria. ¿Cómo puede ayudar la Defensa?
—La industria de Defensa genera empleo de calidad y tecnología dual que se puede aplicar en sectores civiles. Y es un motor para el desarrollo, como se ve en otros países como Francia, Reino Unido o EE.UU. Hay que explicar que por cada euro invertido en Defensa tenemos un retorno de 2,5 euros en el PIB. Y garantizamos el acceso a tecnología imprescindible en todos los sectores.
—Hay tres proyectos clave para las Fuerzas Armadas: el futuro avión de combate europeo FCAS, el vehículo blindado 8x8 y las fragatas F-110. —Son tres proyectos clave para el devenir de la industria y, por el momento se están garantizando los fondos para llevarlos adelante. A pesar de las dificultades, no se han interrumpido. —Y sobre la polémica vacunación que obligó a dimitir al Jemad, ¿qué opina?
—Es un asunto en el que creo que no debo entrar al no estar en política ni ser militar.