Carlota Casiraghi inventa el posado de culta
LA ESPUMA DE LOS DÍAS LUNES
arlota Casiraghi ha inventado el posado de culta. Es musa de fichaje de Chanel, y se ha hecho un reportaje de criatura irresistible, con Mónaco de fondo, pero contando que durante un año promoverá encuentros literarios. De modo que se puede posar de culta, pero asomando en la foto el muslo aristócrata de violín sexual. Parece que estamos haciendo coña de ironía, pero no. Hace no mucho, estuvo en el ‘Hay Festival’, en Segovia, un foro intelectual de alta vitola donde intervino como filósofa. La noticia pasó clamorosamente desapercibida. Carlota es Carlota, pero además ha publicado un libro titulado ‘Archipiélago de pasiones’. La musa de Chanel habla de emociones en tribunas académicas, y entre una cosa y otra cosa saca tiempo para casarse o descasarse. Ha sido una monada de anuncio, y después no quiere ser un anuncio de monada, porque las famosísimas suelen resultar enseguida una propaganda de sí mismas. Y eso a Carlota como que ya no le va. Ha sido lo contrario a una famosa de trimestre, y una celebridad intermitente que ha pasado de ninfa a mamá sin que apenas nos diéramos cuenta. No ha sido criatura de frecuentar mucho los salones de foto, aunque sí asoma a ratos con la cara fresca de no haber tenido una preocupación en un semestre. Las noticias, en ella, nacen y mueren sin apenas prosa. Es siempre Carlota un enigma, pero un enigma más bien aburrido. O sea, un tostón de enigma. Con la de sustos de alegría que nos dio su madre, tan discotequera, o su tía, tan circense.
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