Guillermo Pérez Villalta, dentro del laberinto
La Sala Alcalá 31 de Madrid dedica una gran retrospectiva al artista gaditano
MADRID
Poco antes de que estallara la pandemia comenzó a gestarse este proyecto. Había incertidumbre, pero Guillermo Pérez Villalta (Tarifa, 1948) respira tranquilo. La arquitectura ha sido una de las muchas obsesiones del creador gaditano, de ahí que le gustara que esta muestra tenga lugar en la Sala Alcalá 31 de la Comunidad de Madrid, un edificio de Antonio Palacios, el gran arquitecto de la capital, que le viene como anillo al dedo a su obra. Lo primero que hizo fue pedir los planos del edificio: «Curiosamente, este espacio está hecho exactamente con la misma división armónica que como yo trabajo mis cuadros».
Planteada como una retrospectiva (no al uso) de sus más de cinco décadas de trabajo y comisariada por Óscar Alonso Molina, está concebida como un juego de laberintos. El centenar de obras expuestas –muy emblemáticas, desde los 70 hasta piezas recientes inéditas–, se centran en la idea del laberinto. Están dispuestas en una estructura laberíntica, con espacios intrincados. El espacio es también místico: evoca una basílica, con un templete bramantino en la nave central y una especie de icono bizantino en lo alto, con dos naves laterales y pequeñas capillas donde lucen las piezas. Le interesa mucho la arquitectura actual: «Están haciendo cosas sorprendentemente bellas. Me gustan los japoneses Sou Fujimoto y Tadao Ando. Eso sí, algunos arquitectos estrella me revientan». No da nombres.
¿Por qué esa obsesión por los laberintos? «Así funciona mi cabeza. No tengo un pensamiento lineal: una cosa me lleva a otra y ésta a otra...» Alejado de modas y etiquetas, su trabajo bebe del Barroco y el Manierismo, el pop y la metafísica, el kitsch y la imaginería popular, Duchamp, Dalí o Walt Disney. Curioso impenitente, aboga por «no poner vallas a la imaginación». Se considera «un amante del arte antes que un artista». ¿Le visitaron las musas durante el confinamiento o andaban de cuarentena? «Lo pasé en Tarifa con una sensación de soledad muy grande. Me dediqué de lleno a un cuadro que está en la
Donación al CAAC «Doné las obras bajo unas condiciones que no se han respetado. No las doné para que las metieran en un almacén»
Arte y belleza «El arte es como una endorfina de la vida. La belleza se puede hallar en cualquier sitio, hasta en un bazar chino»