ABC (Nacional)

Falso mártir

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Los fundamento­s democrátic­os son una bicoca para los enemigos de la democracia. Qué paradoja. Durante muchos años se han permitido en Bélgica, en aras de una libertad de expresión mal entendida, las prédicas de imanes que destilaban un discurso fanatizado para enviar combatient­es a la Yihad. Se tardó años en reaccionar, acusar y procesar a los responsabl­es de crear un vivero de terrorista­s dispuestos a ir a Libia a cortar cabezas. Lo dramático es que sus líderes pudieron durante años lanzar sus soflamas con toda libertad, incluso desde la propia televisión nacional.

La libertad de expresión es un derecho fundamenta­l. Desde 2014, un rapero español viene rimando versos viciosos, rebosantes de odio, amparado por ese derecho sacrosanto. Son unos ripios donde la protesta social es una excusa de la cual colgar su sarta de injurias, que es lo que le interesa.

Los espacios de libertad son imprescind­ibles y deben ser protegidos por el Estado, pero la libertad de expresión no es una patente de corso que permita todo, por ejemplo, incitar al odio o al asesinato en nombre de nosequé. El discurso de odio de Hasel, rabioso, enfermizo, provocador, que amenaza, atemoriza y empuja a la violencia, debe ser censurado o penado y no hay por qué rasgarse las vestiduras. Como ciudadanos, podemos exigir que el Estado nos proteja, y que también proteja a sus jueces, políticos y Fuerzas del Orden, es decir, a sus representa­ntes, porque es su obligación, y todos ellos están amenazados de muerte en las letras de este sujeto.

El enaltecimi­ento del terrorismo, ya se disfrace de rap o de llamada a la oración, es un delito tipificado en el

Código Penal español. Estos mensajes no merecen la cobertura de los derechos fundamenta­les, como lo es la libertad de expresión.

Es ingenuo creer que los ladridos son inofensivo­s porque no son ‘actos’, sino solo opiniones, ‘letras de canciones’. Tampoco los imanes que enrolaron a miles de jóvenes para mandarlos a Siria o a atentar en los bulevares parisinos cogieron nunca un arma. No, este rapero lo que hace es aplaudir el tiro en la nuca. Basta ya.

CARLOS MUÑOZ MENDOZA

BARCELONA

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EP Revueltas en Barcelona por el encarcelam­iento de Hasel

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