El Gobierno confía en salvar el turismo con el pasaporte Covid
Simón es reacio a implantarlo mientras el acceso a la vacuna sea limitado
La ministra de Turismo, Reyes Maroto, avanzó ayer su voluntad de implantar un pasaporte de vacunación en el que «su equipo trabaja dentro del Gobierno y en el seno de la UE y de la OCDE», aseguró. Además, la titular de Turismo deslizó que España «está liderando una iniciativa para poder adoptar protocolos comunes en Europa» con el objetivo de que los viajeros recuperen la «confianza que necesitan».
A última hora de la tarde, sin embargo, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, se mostraba reacio a la rápida implantación de esta medida y argumentó que el pasaporte «carece de sentido» pues a día de hoy no existe una disponibilidad universal de la vacuna contra el coronavirus. El epidemiólogo reconoció, no obstante, que se trata de una «discusión legítima que aún requiere de mucho trabajo».
El debate de la implantación de los pasaportes inmunitarios fue introducido por primera vez en nuestro país por la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, antes incluso del inicio de la campaña de vacunación y no estuvo exento de polémica.
La tercera oleada del virus empieza a dar tregua y los casos ya remiten en todo el continente. En este contexto, el pasaporte es una de las medidas que más resuena en las cabezas de dirigentes españoles y europeos como una vía eficaz para recuperar el turismo estival y, por ende, dar un respiro a las economías. Maroto indicó en la jornada de ayer que este salvoconducto inmunitario podría aplicarse no solo a los vacunados, sino a otros colectivos aún por determinar. En esta línea, también el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, se mostró partidario de que el Gobierno apueste por una acreditación de inmunidad ante el Covid
con el objetivo de favorecer la movilidad de personas y, singularmente, del turismo. El mandatario gallego argumentó que España es uno de los países con «mayor interés» por este pasaporte, ya que es la segunda nación del mundo que recibe más turistas al año. Sin ir más lejos, Baleares se ofreció ante la ministra del ramo la semana pasada como territorio «de prueba» para aplicar el pasaporte de vacunación y erigirse como la comunidad pionera en la reapertura turística en España. Sin embargo, y a pesar de las últimas declaraciones de Reyes Maroto, ya hay viarios países en Europa que le llevan la delantera al Ejecutivo de Pedro Sánchez en en la creación de un pasaporte de vacunación.
Falta de consenso
Grecia y Chipre anunciaron la semana pasada que permitirán a los ciudadanos de Israel con certificados de vacunación viajar entre los países sin obstáculos. Dinamarca, por su parte, está ultimando la creación de un pasaporte digital de vacunación que, según su ministro de Finanzas, Morten Boedskov, «se utilizará, al principio, para viajes de negocios». A finales de febrero, y como primer paso, los ciudadanos daneses podrán ver en una web oficial la confirmación de si han sido inmunizados, de modo que puedan acreditarlo en caso de ser necesario. La posición de los británicos la marcó hace unos días su primer ministro, Boris Johnson, y afirmó que el pasaporte no sería necesario dentro del país, pero sí se estudia para viajes internacionales.
Discriminación
La propuesta del llamado pasaporte Covid fue lanzada por el Gobierno de Grecia y apoyada por España, pero la Comisión Europea la descartó por falta de consenso el pasado mes de enero. Los parlamentarios comunitarios esgrimieron argumentos como la imposibilidad de asegurar que los vacunados no transmitan la enfermedad o la discriminación que suponen este tipo de medidas para aquellos que aún no se han inmunizado. La medida fue recibida con escepticismo por varios países de la UE que apostaron por circunscribir los certificados de vacunación a meros documentos sanitarios, al menos de momento.
El presidente francés Emmanuel Macron, por ejemplo, consideró que si no es obligatorio vacunarse, no sería posible implantar una fórmula de este tipo. La ministra belga de Exteriores, Sophie Wilmès, insistió en que este certificado «no puede violar las libertades individuales ni la movilidad transfronteriza».