Una comida que intentó ser secreta
Batet ofreció un almuerzo al Rey con Sánchez, Llop, Lesmes, González Rivas, Calvo, Roca, Rodríguez de Miñón y Casado, que trascendió gracias a la prensa
La principal anécdota de la jornada fue la opacidad con que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, organizó el almuerzo que ofreció al Rey. La cita trascendió gracias a la prensa ya que, a diferencia de lo que sucedió en 2011 –30 aniversario del golpe– la Cámara Baja no quiso darle ningún tipo de publicidad. De hecho, Batet ni siquiera informó del mismo a los otros miembros de la Mesa del Congreso cuando les expuso el formato y la organización del acto. Al almuerzo también asistieron el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez; la vicepresidenta primera, Carmen Calvo; el líder de la oposición, Pablo Casado; los presidentes del Senado, Pilar Llop; del Poder Judicial, Carlos Lesmes; del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y los dos padres de la Constitución que siguen vivos, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón.
Batet no invitó al almuerzo a ninguno de los miembros de la Mesa del Congreso. Uno de ellos, el secretario cuarto del Congreso, es Adolfo Suárez Illana, hijo del fallecido expresidente Adolfo Suárez cuya actuación en el 23F se ensalza nuevamente estos días. La ausencia de Don Juan Carlos fue la más importante pero no la única, ya que al acto de ayer no se invitó a ningún testigo directo de la intentona golpista. El 23-F de 2011 en cambio, el también socialista y entonces presidente del Congreso, José Bono, ofreció un almuerzo a Don Juan Carlos al que asistieron el jefe del Gobierno en ese momento, José
Luis Rodríguez Zapatero, y los principales líderes políticos de 1981. Entre ellos, el expresidente de la Cámara Baja Landelino Lavilla; el expresidente del Gobierno Felipe González; los ponentes constitucionales Manuel Fraga Iribarne y Miquel Roca; el entonces secretario general del Partido Comunista, Santiago Carrillo; y el portavoz del Partido Andalucista, Alejandro Rojas Marcos. Previamente, Bono convocó un acto de reencuentro en el Salón de Plenos, al que fueron invitados los diputados de la Primera Legislatura que vivieron en primera persona la intentona golpista y periodistas que fueron testigos de la misma. Además, aquella cita fue anunciada con anticipación y el Congreso ofreció información institucional e imágenes posteriormente, lo que también contrasta con el secretismo antes citado de Batet.