La derecha ahonda su fractura Casado redobla su apuesta por el centro y Abascal le presiona con otra moción de censura

Sánchez intenta poner coto a las peleas de la coalición y reclama a Echenique que baje «los decibelios» del debate público El portavoz morado advierte sobre el futuro de la alianza mientras el PNV declara su «espanto» por los constantes enfrentamientos de

violencia callejera, el 23-F, las elecciones catalanas, la inmigración, la libertad de expresión, las pugnas del Gobierno de coalición, el pulso en la derecha y hasta Don Juan Carlos se colaron ayer en el debate sobre el estado de alarma que tuvo lugar en el Congreso. Como ya sucedió en diciembre, la pandemia y sus consecuencias quedaron en un segundo plano en una sesión que debía centrarse en analizar si el actual marco jurídico es suficiente o no, qué fallos tiene o qué debe hacerse para salvar más vidas, empleos y negocios. Según el líder del PP, Pablo Casado, esto sucede porque Sánchez no convoca un debate sobre el estado de la Nación. A juicio de la portavoz del PSOE, Adriana Lastra, porque el Gobierno está gestionando bien la pandemia. Tras las paredes del Congreso, 238 españoles perdían la vida por Covid-19 el día anterior y cinco millones de parados intentaban hacer malabares para llegar a fin de mes.

Ayer fue la primera vez que el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Pablo Casado, confrontaban en público desde que recuperaron el diálogo para la renovación del Poder Judicial, y la segunda desde las elecciones catalanas. Y ambas cuestiones propiciaron cierta rebaja en el enfrentamiento que mantienen ambos. El mal resultado obtenido en el 14-F aún levanta ampollas en las filas populares y Casado decidió redoblar su apuesta por el centro frente a las críticas internas. «Di un paso adelante y no daré ni uno atrás», advirtió en alusión a su ruptura con

Vox. «Me reafirmo especialmente hoy porque no quiero otro camino ni destino para España», abundó, reivindicando «un proyecto centrista, europeísta, humanista y liberal», lejos de la extrema derecha.

«Ensanchar la moderación»

Casado interpeló a Sánchez y a «la tarea» que ambos deben «compartir»: «Ensanchar el espacio de la moderación y hacerlo tan grande como para que los dos podamos ganar». «Si el centro político se comprime por los extremos, en ese río revuelto sólo ganan los radicales», advirtió. Casado recordó a Sánchez que «yo ya he hecho mi parte consciente del coste a corto plazo», en alusión a las elecciones catalanas, y le instó a Sánchez a hacer lo mismo rompiendo con Podemos. El líder popular, no obstante, combinó este discurso de centro con duras críticas al líder socialista a cuya gestión realizó una «enmienda de totalidad».

El alegato del líder popular no gustó en absoluto a la dirección de Vox. Su presidente, Santiago Abascal, redobló la presión sobre Casado amagando con presentar una segunda moción de censura contra el jefe del Gobierno. «Para que algunos diputados puedan redimirse de su gigantesca irresponsabilidad ante los españoles», justificó. Los populares no solo no apoyaron la censura que Abascal defendió en octubre sino que aquel debate fue utilizado por Casado para romper con Vox.

Ayer, el líder de esta formación valoró repetir el paso con un «quizás» y, según el Reglamento del Congreso, no tiene ningún impedimento para lanzar nuevamente una iniciativa que no busca acorralar tanto a Sánchez como a Casado. Para rematar, atacó con contundencia al líder de los populares por pactar la renovación

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ayer en el Congreso

Cara a cara Sánchez e Iglesias se citan la semana que viene para abordar las pugnas en el seno de la coalición

del Poder Judicial con el jefe del Ejecutivo, «como si no fuera lo mismo que pactar con Pablo Iglesias». Según Abascal, el Gobierno socialista solo ha traído la ruina, la muerte «y ahora la violencia» a España.

Y mientras la derecha ahondaba su fractura, la coalición del Gobierno tampoco mostraba su mejor momento. El jefe del Ejecutivo intentó apaciguar los ánimos internos desde primera hora, defendiendo la «labor» de todos