ABC (Nacional)

José Antonio Vázquez Taín, el juez del Camino de Santiago

Magistrado y escritor al cincuenta por ciento. Gallego de cuna y reivindica­ción, Taín ha iluminado el Camino en 500 páginas de historia novelada. Con toga y sin ella, el juez se parece a un manual de derecho

- CRUZ MORCILLO MADRID

Cuando aprobó la durísima oposición a juez lo primero que hizo Vázquez Taín fue volar de Barcelona a Santiago. Recorrió el Camino francés y regresó a la Escuela Judicial. Se lo había ofrecido al Apóstol y se lo debía al Camino porque el único descanso que se permitía durante los años de estudio era salir a correr por la Alameda compostela­na y pararse a mirar las torres de la Catedral. «Pensaba: o apruebas y eres juez, o no, y no eres nadie», rememora el magistrado.

El Camino es un faro en su vida. Ha recorrido varias veces el francés, el portugués y el inglés, solo y en familia, e incluso con doscientos menores infractore­s que le hablaron de sus vidas y su ruina. Taín y las rutas que desembocan en el Obradoiro se mueven en hiperplano­s y sus puntos se van cruzando a lo largo de los años. La última novela del magistrado, nacido en una aldea de Orense, es «Más allá y más arriba» (Espasa, 2020) en la que el Camino adopta la primera persona y narra con esa voz, la voz de un juez –no hay que perderlo de vista–, sus cuatro primeros siglos de existencia y, por tanto, la historia paralela de la Península Ibérica. El rigor es marca de la factoría Taín y lo aplica con la misma vara al complejo recorrido histórico retratado que a cualquiera de sus sentencias o autos. Hay un tercer elemento, impreso en su ADN: la sencillez y la diversión.

Taín escribe para que lo entienda el condenado o el lector, y en el caso de sus libros (ha publicado ya cuatro novelas y tres ensayos) para desvelarno­s y sacarnos de la modorra. «Ser juez te permite descubrir la esencia de la naturaleza humana y escribir, mostrar lo que has visto. Los jueces vemos una realidad muy cruda». Su plural engloba los barcos cargados de cocaína que apresaron policías y guardias civiles bajo su instrucció­n y que le convirtier­on en el azote de los narcos gallegos, al punto de robarle protagonis­mo al entonces ‘super-Garzón’. Con la crudeza se ha topado cara a cara muchas veces. Le dejó huella el crimen de la niña Asunta, asesinada por sus padres, cuando estaba al frente de un juzgado de instrucció­n de Santiago. Hubo compañeros y medios que lo criticaron con fiereza pero Taín, que colabora en programas de radio y televisión, imparte charlas a policías, escribe de forma compulsiva, y le cuesta decir no a cualquiera que requiera su ayuda, mantiene asentado el hábito de cerrar los ojos y dejar de lado esas críticas (aunque le duelan).

Tiene una visión pedagógica de la judicatura y de la vida. «Deberíamos ser más humanos y menos doctrinale­s», reconoce respecto a su profesión. «La fama de algunos jueces, la buena y la

VISIÓN PEDAGÓGICA mala, está ganada a pulso». Al magistrado, que ahora está al frente de un juzgado de lo Penal en A Coruña, se le acercan por la calle a pedirle consejo o súplica: penados y expenados, familiares de víctimas o de presos.

Dice que tenía una deuda con el Camino y con el Apóstol, un débito imaginario que aún no considera saldado, por lo que amenaza con otro novelón cuajado de historia y personajes anónimos. Y eso que recuperó una joya única en el mundo como el Códice Calixtino y lo devolvió a la Catedral acompañado del presidente Rajoy. «El robo y la recuperaci­ón del Códice fue como si el Apóstol me dijera ‘ven y conoce los secretos de la Catedral’». Como siempre no rehusó la oferta.

El saludo medieval de los peregrinos ‘Ultreia’ (más allá) y la respuesta, ‘et suseia’ (y más arriba) le inspiran y lo azuzan, aunque admite que no necesita que lo espoleen demasiado. Sueña con volver a un juzgado de instrucció­n porque se siente más útil y en abrirse a otras formas de expresión. De las altas togas solo espera lo que todos: que el Consejo General del Poder Judicial se despolitic­e y recupere su prestigo pero «después de 23 años no me fío», reconoce.

«Ser juez te permite descubrir la esencia de la naturaleza humana y escribir, mostrar lo que has visto. Los jueces vemos una realidad muy cruda»

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El juez Taín (segundo a la izquierda) con su familia en el CaminoABC
 ?? Diario ABC, S. L., Josefa Valcárcel, 40B, 28027 Madrid. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducci­ón, distribuci­ón, comunicaci­ón pública y utilizació­n, total o parcial, de los contenidos de esta publicació­n, en cualquier forma o modalida ??
Diario ABC, S. L., Josefa Valcárcel, 40B, 28027 Madrid. Reservados todos los derechos. Queda prohibida la reproducci­ón, distribuci­ón, comunicaci­ón pública y utilizació­n, total o parcial, de los contenidos de esta publicació­n, en cualquier forma o modalida
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