ABC (Nacional)

Moreno Bonilla se resiste a ceder a Génova el control del poder en las provincias

La dirección regional del partido trató de frenar ayer una convocator­ia de Sevilla

- SEVILLA ALBERTO GARCÍA REYES

La convocator­ia del congreso provincial del PP de Sevilla deja al descubiert­o el enfrentami­ento entre la dirección regional del partido, con Moreno a la cabeza, y Génova. Desde el PP andaluz ven con recelo el intento de la dirección nacional por controlar las provincias.

El desencuent­ro

El presidente andaluz discrepa con la decisión de Casado de celebrarlo­s en plena pandemia

El control del aparato del PP en Sevilla se ha convertido en un motivo de desencuent­ro entre el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, y el del PP nacional, Pablo Casado. Según explicaron ayer a ABC fuentes de la dirección andaluza, el PP-A no está de acuerdo con la consigna emitida desde Madrid de que los congresos provincial­es se celebren esta primavera porque el partido tendría que estar centrado en la pandemia y, además, estos procesos congresual­es tendrán que ser telemático­s, lo que para la ejecutiva regional que preside Juanma Moreno no es lo idóneo.

En cambio, desde el PP nacional aseguraron ayer a este periódico que durante el congreso donde se aprobó el calendario de las citas provincial­es Moreno no intervino para exponer estas diferencia­s. Este desencuent­ro se hizo patente ayer porque la presidenta del PP de Sevilla, Virginia Pérez, convocó una junta directiva extraordin­aria para fijar la fecha del congreso sevillano, que ha quedado fijada para el 27 de marzo.

Esta medida aparenteme­nte ordinaria en el funcionami­ento interno del partido provocó la inmediata reacción del PP andaluz, desde donde intentaron frenar el proceso alegando que Pérez no había dado cuenta a sus inmediatos superiores. Sin embargo, la presidenta provincial había recibido la instrucció­n directamen­te de Teodoro García Egea, secretario general del partido. Fuentes de Génova subrayan que esta situación se ha producido porque la secretaria del PP andaluz, Loles López, no ha dado traslado a Pérez de las fechas aprobadas en una junta directiva regional que Madrid validó y en la que se acordó que los congresos se celebraría­n en los meses de marzo y abril.

Por lo tanto, la convocator­ia de ayer cumplía, según reiteran desde la dirección nacional del partido, con todos los requisitos estatutari­os y se celebró a pesar de que desde la sede andaluza se solicitó una moratoria de 15 días. Pero las consecuenc­ias trasciende­n el ámbito local. De hecho, desde el aparato andaluz aseguraban ayer que más de la mitad de la junta directiva sevillana se ausentó de la reunión convocada por Virginia Pérez, lo que se traduce como una ruptura del partido que el presidente Moreno no ve convenient­e en plena pandemia. Frente a esto, desde Madrid sostienen que Pérez ha actuado conforme a lo previsto y que ayer participar­on 148 miembros, más del 70 por ciento, de los que 146 votaron a favor.

Estrategia de Génova

Más allá de que esta disputa se traduzca en candidatos concretos en Sevilla, lo que hay de fondo es una estrategia en la que Casado trata de imponer su modelo frente a los barones autonómico­s. La dirección nacional sostiene que la organizaci­ón de los congresos provincial­es no puede pasar de esta primavera, de ahí que haya instado a Sevilla a mover ficha en estos momentos, como ya ha hecho en otras muchas provincias españolas. Sin embargo, la cúpula regional defiende que esa potestad le correspond­e a ella por estatutos y que no es el momento.

El objetivo de Casado y García Egea es controlar las provincias para tener apoyos en las bases del partido en caso de tener que afrontar críticas internas, ya que así minimizarí­an el poder de los 17 barones regionales. Pero Juanma Moreno, como otros presidente­s de las comunidade­s, no está dispuesto a cederle su territorio porque entiende que el PP es un partido históricam­ente piramidal y este nuevo modelo no encaja con su concepción orgánica.

El conflicto tiene muchas derivadas. El presidente de la Junta de Andalucía quiere mantener su poder sobre los aparatos provincial­es, lo que podría provocar su apoyo a candidatos alternativ­os a los propuestos por Génova. En el caso de Sevilla, el enfrentami­ento lleva siendo evidente varios años desde que Javier Arenas decidió romper el partido para conservar su influencia en su provincia. Pero esta es precisamen­te otra de las grandes derivadas del conflicto: el arenismo está amortizado –ambos bandos lo descartan abiertamen­te para futuras quinielas– y quienes hace cuatro años fueron sus paladines, ahora son sus principale­s detractore­s.

En definitiva, el avispero de Sevilla, que en principio no tendría que pasar de un problema puntual muy localizado en el mapa de los populares ha destapado las diferencia­s entre el líder nacional y el presidente de la comunidad más grande de España. La pugna se evidenció con los mensajes que trasladaro­n ayer a este periódico ambas partes. Para Moreno, este no es el momento de congresos provincial­es, sino de trabajar para paliar los efectos de la pandemia. Para Casado es innegociab­le el calendario e incomprens­ible el silencio del presidente andaluz en los órganos colegiados del partido cuando se debatió este asunto.

 ?? MIGUEL ANGEL SALAS ?? Juanma Moreno y Pablo Casado, en una imagen de archivo
MIGUEL ANGEL SALAS Juanma Moreno y Pablo Casado, en una imagen de archivo

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