Del papel, a las calles
Uno de los aspectos más llamativos de los documentos analizados es que, en efecto, las ideas propuestas han sido asimiladas por los radicales y cada actuación propuesta puesta en práctica. A la derecha, uno de los documentos que sirve de guía para los antisistema.
Defensa Civil Catalana también analiza en el documento ‘Control del Territorio Catalán’ qué falló en el ‘procés’, y llega a la conclusión de que «para el logro de la independencia de Cataluña, uno de los aspectos en los que se careció de preparación fue la capacidad de controlar el territorio y los recursos propios manteniendo la soberanía del país»: «La única vía posible es la confrontación y la expulsión de la representación española».
Propone este informe el control de las fronteras con Francia, Andorra, Aragón y Valencia, el del espacio aéreo a través de los aeropuertos de Barcelona, Gerona, Reus, Lérida, Sabadell y la Seo de Urgell, y también del marítimo, con el puerto de Barcelona, Tarragona y también los deportivos. Igualmente aboga por hacerse con las infraestructuras estratégicas para que queden sujetas a la legislación catalana, aunque se lamenta que «no se esté preparando nada al respecto».
En el documento ‘De la defensa y respuesta a la acción y propuesta’ se va más allá, y tras sorprenderse de que la inhabilitación de Quim Torra «no ha supuesto un levantamiento revolucionario de la sociedad» (apenas provocó incidentes) afirma que se trata de «recuperar la iniciativa y la proactividad para alcanzar poder institucional, ciudadano y, en definitiva, recuperar el territorio».
Y para hacer esto se debe disponer de equipos de personas «dispuestas a jugársela por ir poniendo contra las cuerdas a quien corresponda» para alcanzar los objetivos. Pide este texto que se muestre que «hemos cambiado de estrategia y táctica y que somos capaces de debilitarlo (al Estado español) y hacer actuaciones de fuerza que no sea capaz de contrarrestar». Incluso ofrece la posibilidad de apuntarse a través de una red social a un grupo de vanguardia para llevar a cabo acciones proactivas y no tanto en respuesta a los ataques del Estado. Asegura que son más de un centenar los que se han sumado a la iniciativa y afirma que ya se trabaja en la coordinación por territorios.
Estrategia global
Estos grupos se estructurarían en tres niveles: una ‘primera línea’, formada por aquellos que están dispuestos a arriesgarse incluso físicamente para ‘liberar el país’, encargados de ejecutar las acciones a pie de calle; una ‘segunda línea’, dedicada a la logística, que está también en el lugar de la acción y que se encarga de la seguridad, comida, ropa y comunicaciones internas; y un tercer grupo de ‘apoyo a la acción’, una especie de ‘Estado Mayor’ que es el que asume las tareas de organización, difusión de mensajes en las redes sociales, comunicación de detenciones, planificación y revisión de los tiempos en las acciones, comprobar su repercusión...
En definitiva, una estrategia global que va desde el rearme ideológico hasta la planificación de la acción violenta para un objetivo: la independencia.