«Es un escenario de guerra»
Una española evacuada de Myanmar describe a ABC la represión de las protestas contra el golpe: «Los están masacrando»
Llegó a Myanmar (Birmania) en enero para empezar una nueva vida y, nada más salir de la cuarentena por el coronavirus, se encontró una revolución. Isabel, que nació en Ciudad Real hace 30 años y prefiere no decir su apellido, trabaja en una institución comercial internacional y acaba de ser evacuada por la violencia desatada desde el golpe de Estado el pasado 1 de febrero.
«El 28 de enero terminé la cuarentena, en la que ya estaba trabajando en remoto y empecé a oír comentarios anunciando que, tras ese fin de semana, el lunes iba a haber un golpe de Estado, como así fue con la detención del Gobierno de la Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi», relata por teléfono desde Bangkok. En la capital tailandesa seguirá hasta ver cómo evoluciona una situación a su juicio «insostenible».
En mes y medio en Yangón (Rangún) ha sido testigo de manifestaciones diarias y la represión del Ejército, que lleva ya más de 260 muertos. «Desde las nueve de la mañana hasta las cuatro de la tarde se escuchan sin cesar disparos de gases lacrimógenos, tantos que se nos meten en la casa. Yangón es un escenario de guerra», recuerda Isabel, quien había alquilado un apartamento en el barrio de Sanchaung, una zona moderna y animada, pero desde hace dos meses combativo foco de resistencia contra la Junta militar.
«Se montan barricadas y los vecinos han dejado sus coches en la calle para interrumpir el paso de los vehículos militares. Los manifestantes, en su inmensa mayoría jóvenes y adolescentes, cantan en la calle y los vecinos les apoyan», describe. «Pero la situación se está volviendo más violenta porque llevan dos meses protestando y entre los muertos hay dos políticos de la Liga Nacional para la Democracia (LND) que, según las imágenes de Twitter, han sido torturados y uno quedó irreconocible», cuenta indignada. «En mi barrio entraron con excavadoras para retirar las barricadas. He visto cómo arrestaban a la gente y, desde la ventana, pensaba que los iban a ejecutar. Los soldados estaban pegándole a tres chicos de unos 20 años y lo peor es la impotencia, ya que si dices algo van a disparar a tu ventana», desgrana antes de denunciar que «los están masacrando». Además, le han contado que «los presos están aislados y sin contacto con sus familiares. También se habla de violaciones sistemáticas a las detenidas, pero es imposible confirmarlo».
Isabel comparte con ABC las imágenes que ha tomado de su barrio, paralizado y levantado contra el Ejército.
Testigo directo «Vi a soldados pegar a tres chicos y lo peor es la impotencia, ya que si dices algo te disparan»
«Birmania lleva casi dos meses sin ninguna actividad. Los supermercados tienen un horario restringido y hay colas de tres horas a las puertas. Es muy difícil sacar dinero de los cajeros. La última vez que lo hice, tuve que andar ocho kilómetros hasta encontrar uno que tenía fondos», cuenta apenada por los amigos y conocidos que dejó atrás.
«La gente pasa hambre»
«Me dicen que la gente está pasando hambre y alimentándose con comida de animales», retrata la desesperación que se empieza a vivir. Según explica, «la población está boicoteando numerosos productos de las grandes corporaciones en poder de la Junta militar» y «no se permite hacer transferencias y muchos expatriados no pueden recibir sus sueldos». «Los europeos que conozco no pueden sacar del país el dinero ahorrado», señala preocupada. Para los birmanos la situación es aún peor. «La represión está siendo sistemática y ha aumentado la presencia de la Policía y del Ejército, que ha traído una unidad implicada en el genocidio contra los rohingya», detalla. Pero, según Isabel, «la gente de Birmania tiene clarísimo que no quiere una dictadura. Cuando los hombres van a manifestarse, le dicen a sus mujeres: ‘Si me pasa algo, ve tú a protestar’».