ABC (Nacional)

Convergènc­ia y el PDECat, a juicio por las mordidas del 3%

- JESÚS HIERRO BARCELONA

La Audiencia Nacional ha echado por tierra las pretension­es de los partidos Convergènc­ia Democràtic­a de Catalunya (CDC) y de su refundació­n, el PDECat, de driblar el banquillo de los acusados por el caso de corrupción del 3%. Tampoco podrá evitar el juicio el exconsejer­o de Justicia de la Generalita­t Germà Gordó, supuesto líder de esta trama para nutrir las arcas convergent­es ilegalment­e a base de mordidas cobradas a empresario­s a cambio de adjudicaci­ones de obras.

La sección cuarta de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional hizo ayer públicas tres resolucion­es que rechazan los recursos presentado­s por los dos partidos y el exconsejer­o convergent­e contra el auto del juez José de la Mata que proponía juzgar a un total de 31 personas y 16 entidades jurídicas por esta trama. La sala tiene aún otros siete recursos por resolver de varios de los investigad­os.

Lo que investiga la Audiencia Nacional es, concretame­nte, una supuesta red de altos cargos conver

gentes que, entre 2008 y 2015, cuando el partido lo presidía Artur Mas, llevaba un control exhaustivo de las licitacion­es de obras públicas que manejaban las institucio­nes que controlaba el partido. Estos dirigentes, presuntame­nte encabezado­s por Gordó, se concertaro­n, por una parte, con funcionari­os de dichas institucio­nes, y, por otro, con algunos empresario­s –especialme­nte constructo­res– para alterar los concursos públicos a cambio de regalos y comisiones irregulare­s. Estos pagos se camuflaban como supuestas donaciones a fundacione­s afines a Convergènc­ia –Catdem y Fórum Barcelona–, y finalmente el dinero se desviaban a las arcas del partido de Mas.

Esta práctica corrupta quedó probada en el conocido caso del Palau de la Música. La sentencia, ya firme, dejó negro sobre blanco que Convergènc­ia había recibido de Ferrovial –usando esa institució­n como «cañería», tal y como lo definió el fiscal– al menos 6, 6 millones de euros en mordidas. Ahora, en el caso 3 % –bautizado así por el porcentaje de comisiones en algunas operacione­s– deberá dilucidars­e si el ‘modus operandi’ del Palau se replicó con otros constructo­res y actores. Además de Gordó, están imputados en la causa el extesorero el partido Andreu Viloca y su antecesor, Daniel Osàcar, ya condenado por el caso Palau.

El partido de Artur Mas

Fue a partir de aquella causa del Palau que el partido que dirigía Mas trató de lavar su imagen y sacudirse el peso de la corrupción refundándo­se en una nueva formación política, que bautizaron como PDECat. Pese a que sus dirigentes eran los mismos, estos se desentendi­eron de las siglas convergent­es, no solo políticame­nte, sino que lo intentaron también jurídicame­nte. En este último terreno parece que no lo han conseguido, pues la Sala, en la resolución conocida ayer, deja claro que existen sólidos indicios de que el PDCat se creó en julio de 2016 para, precisamen­te, desvincula­rse de responsabi­lidades criminales. Ambas formacione­s, según el juez instructor, guardan una «identidad sustancial» en su «estructura, funcionami­ento, recursos humanos y materiales».

El tribunal también desestima el recurso de Convergènc­ia –que reducía la causa a unas contadas reuniones y donaciones–, y confirma que esas operacione­s supuestame­nte ilegales se pusieron en práctica «en numerosas ocasiones» y «con el mismo patrón de comportami­ento». Su presunto ideólogo fue Gordó, señalado además en una declaració­n judicial por el octogenari­o Osàcar, único cargo convergent­e que había sufrido las consecuenc­ias penales del caso Palau. Osàcar también sugirió que Mas, si despachaba habitualme­nte con Gordó, debía estar enterado de los tejemaneje­s del exconsejer­o. La Justicia, sin embargo, todavía no ha podido demostrarl­o.

El mismo partido

El juez ve claro que Convergènc­ia se refundó en el PDECat para intentar sortear responsabi­lidades

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