Ramos, en el foco de la selección
► Su ausencia ante Georgia y el mutismo sobre su renovación con el Real Madrid convierten al central en protagonista del duelo decisivo ante Kosovo
Discurso por su cumpleaños «Es un privilegio llevar tanto representando a tu país. Siempre lo disfruto como si fuera la última vez»
Luis Enrique, evasivo «Con Sergio siempre habrá especulaciones, haga lo que haga. ¿Su futuro? No soy adivino. Dios dirá...»
Hasta hace bien poco, la presencia de Sergio Ramos en las ruedas de prensa previas a los partidos importantes de la selección era un clásico imprescindible. En una norma no escrita, el capitán siempre estaba ahí, acompañando al entrenador de turno y dando voz autorizada a un equipo que ha ido perdiendo referentes de forma constante en los últimos años. Él y Busquets son los últimos de una generación irrepetible, pero ayer junto a Luis Enrique, antes del trascendental duelo ante Kosovo en La Cartuja, no estaba él, sino Canales.
Al capitán solo se le pudo escuchar en un vídeo de los medios oficiales de la selección en el que agradecía la efusiva felicitación de sus compañeros por su 35 cumpleaños. Sentado junto a Morata y Bryan Gil, Ramos se ponía en pie para reivindicar su paso por la selección: «Aunque a otra gente le causa tristeza, a mí me da mucha alegría cumplir años. Vamos creciendo y nos vamos haciendo mayores, pero también vamos ganando experiencia. Llevo dieciséis años aquí y es un privilegio llevar tanto tiempo representando a tu país. Mantengo la ilusión intacta. Me emociona mucho estar aquí, compartiendo con gente nueva, con los jóvenes... Hemos formado una grandísima selección. Ojalá brillemos y tengamos éxito. Cada vez que vengo lo disfruto como si fuera la última».
Ramos ya fue el jugador al que la Federación convocó en noviembre para sentarse en la sala de prensa antes del partido ante Alemania, también en Sevilla. Pero a última hora decidió no salir. Como entonces, detrás de su decisión de guardar silencio estaba el espinoso asunto de su renovación con el Real Madrid, un problema que lleva ya varios meses enquistado. Al capitán se le acaba el tiempo para decidir si acepta seguir vestido de blanco o no, pues la oferta que le hicieron (un año y una rebaja del 10 por ciento del sueldo) tiene fecha de caducidad. O el andaluz contesta ya o en las oficinas del Bernabéu entenderán que su deseo es no continuar la próxima temporada.
La decisión de permanecer callado puede verse como un intento de que su situación personal no interfiera en los asuntos del equipo nacional. Ocurre, sin embargo, que su figura trasciende equipos y selecciones, y que su prolongado mutis, más allá de una charla de amigos con Ibai Llanos a principios de este mes, genera incluso más tensión en el ambiente.
La situación actual de España no ayuda a que se acepte de buen grado este discreto paso al lado, trasladado incluso al terreno de juego. Su cambio en el descanso del partido ante Grecia sentó mal por cómo se desarrolló la segunda parte, donde el empate final dejó en evidencia el pacto de Luis Enrique con el propio jugador. Es cierto
que al capitán se le han concedido siempre pequeños privilegios para que alcance cuanto antes el récord de partidos internacionales, como hacerle jugar solo los minutos finales en los amistosos. Pero entrar en ese juego en un encuentro oficial supone un paso más.
La zozobra que generó el cambio en Los Cármenes provocó que Ramos, pese a estar perfectamente, según contó el propio seleccionador, no jugara ni un minuto ante Georgia, un partido que llegó a estar incluso más complicado. «Da igual lo que suceda con Sergio, no se va a acabar con las especulaciones, con él siempre las habrá, haga lo que haga. Está a disposición y en buen estado», dejó dicho ayer Luis Enrique por la situación del capitán. Al asturiano también se le vio resoplar de hastío cuando le tocó responder sobre la continuidad de Ramos en el club blanco: «Es alguien muy especial para todos a los que nos gusta el fútbol. ¿Su futuro? No soy adivino. Dios dirá...».
Una relación fluida
No eran pocos los que daban por hecho que Ramos y Luis Enrique chocarían en la selección, que sus fuertes caracteres convertirían su relación en un choque de trenes. El defensa, es sabido, se impone en los vestuarios y no tiembla a la hora de hacer valer sus opiniones. En las grandes decisiones siempre se ha tenido en cuenta su punto de vista. El seleccionador muestra una personalidad parecida, más volcánica en sus comparecencias públicas, pero igual de tozuda con sus creencias. De hecho, muchos vieron su contratación como una forma de poner coto al ascendiente del capitán, pero a la hora de la verdad la sintonía entre ambos es casi perfecta.
Con todo lo ocurrido nadie piensa que Ramos no vaya a ser titular en el decisivo partido de hoy. Para el andaluz no hay mejor escenario donde lucirse que el de Sevilla. Volverá a asumir galones, y falta que hace en un equipo donde son pocos los que pueden ejercer ese liderazgo. A día de hoy es el único jugador español con categoría de estrella mundial, y de los poquísimos que, salvo imprevisto, sabe que estará en la lista de España para la próxima Eurocopa. Será la cuarta para él, una nueva oportunidad de seguir mejorando registros históricos. Desde la semana pasada ya es el jugador que más años ha pasado en activo en la selección. Han pasado 16 años desde su debut ante China en el Helmántico de Salamanca. Era 2005 y aún no había cumplido los 19 años.
Su siguiente objetivo serían los Juegos de Tokio, para los que ya se ha postulado en varias ocasiones. Y asegura que el de Catar podría no ser su último Mundial. Apela a su mentalidad y espíritu para intentar llegar también al de 2026, donde tendría cuarenta años. De hacerlo, y siempre teniendo en cuenta que nada le impedirá estar en la cita del próximo año, el camero sería el primer futbolista de la historia en jugar en seis mundiales.