¿VOX CONTRA LAS CUERDAS?
Conozco a varios espías paraguayos que no dejan de mirar cómo borbotean las tendencias de voto en el puchero de las encuestas. Ninguno de ellos avizora el peligro de que Vox vaya a tropezar con la barrera del 5% y pueda quedarse fuera de la Asamblea de Madrid. Lo más probable, me dicen, es que no mejore mucho la cosecha electoral de hace dos años. Puede que incluso la empeore un poco. Pero no ven el riesgo del varapalo extraparlamentario por ninguna parte. Y, sin embargo, qué cosas, esa hipótesis empieza a preocupar, según leo en varios periódicos, a los estrategas más timoratos de Génova. Dando por hecho que Ciudadanos se va a quedar descompuesto y sin escaños –que es lo más probable–, si por alguna circunstancia al partido de Abascal le sucediera lo mismo, el bloque de la derecha tiraría un 8 o 9 por ciento de sus votos al cubo de la basura y Díaz Ayuso tendría muy difícil alcanzar el listón de la mayoría absoluta. Ese es su razonamiento (el de los estrategas acongojados, quiero decir), y hay que reconocer que está construido con una lógica aristotélica aparentemente incontestable. Pero falaz. Todo razonamiento que se apoya en una premisa equivocada lo es. Si el punto de partida es falso, lo demás carece de sentido. Si Vox no corre peligro de quedarse por debajo del 5%, el miedo a desperdiciar el valor de 170.000 papeletas, que son las que obtendría con el 4,5%, se convierte en una ensoñación calenturienta. Lo que me intriga es saber quién ha sido el listo que la ha puesto en circulación.
¿A quién beneficia?
Primero pensé que los iluminados del PP estaban tratando de estimular el voto útil a Díaz Ayuso haciendo creer que el voto a Vox podía convertirse en papel mojado. De ser así, concluí, están metiendo la pata hasta el corvejón. Es posible, como dicen los demóscopos, que muchos votantes de Abascal se estén planteando votar al PP de Madrid —que no es el PP de Casado— para asegurarse de que la izquierda no asalte el poder de la Puerta del Sol, pero si perciben que su infidelidad estratégica pone en riesgo la pervivencia del partido (y un sonoro fracaso el 4 de mayo sería mortal de necesidad) no dudarán en cambiar masivamente de apuesta. Máxime si además tienen el acicate de garantizar la existencia de un grupo parlamentario que ayude en la suma de la mayoría absoluta. Luego me dijo uno de mis espías que el pábulo a la teoría del posible hundimiento de Vox no salía de Génova, sino de la factoría de Iván Redondo. Consciente de que el trasvase de votos entre los dos partidos de la derecha (Ciudadanos ya no pinta nada) está haciendo crecer mucho la expectativa electoral de Díaz Ayuso, el alquimista de Sánchez trata de encontrar la fórmula magistral que divida los apoyos de su adversaria. Sabe que no puede evitar su victoria, pero necesita deslucirla todo lo posible. De dos formas: haciendo que la diferencia porcentual con el PSOE no sea abismal y consiguiendo que la participación societaria de Vox en el bloque de la derecha sea más alta de lo previsto. Un buen resultado de Abascal es lo menos malo para Sánchez.
El premio de consolación del Señor de La Moncloa sería que Ayuso no tuviera más remedio que sentar en su Gobierno a Rocío Monasterio. Así podría agitar a su antojo el espantajo de la extrema derecha y convertir a Casado en rehén de Abascal de cara a las elecciones generales. Un mal resultado abascalista que permitiera un Gobierno del PP en solitario le privaría de ese extraño placer de gritar ¡que viene el coco! Inútil pero consolador. Por lo demás, que el principal partido de la oposición saliera muy fortalecido de las elecciones madrileñas podría darle vigor al antagonista menos temible (Hernández Mancha aparte) que ha tenido el PSOE desde 1977. Pincho de tortilla y caña a que la idea de que Vox está contra las cuerdas seguirá abriéndose camino mientras los sondeos que están por llegar no zanjen la ensoñación de una vez por todas. No hay idiotez que diez encuestas dure.
La Moncloa El premio de consolación de Sánchez sería que Ayuso no tuviera más remedio que sentar en su Gobierno a Rocío Monasterio