ABC (Nacional)

Netanyahu, el nuevo rey de Israel

Ganador en las últimas elecciones, es el primer ministro más lóngevo en el cargo, pero también el primero en activo que comparece ante la Justicia

- MIKEL AYESTARAN CORRESPONS­AL EN JERUSALÉN

Acaba de ganar las elecciones de Israel, las cuartas en menos de dos años. Ha sido una victoria a medias porque vuelve a quedarse a las puertas de poder formar gobierno. Sus amigos y seguidores le apodan ‘Bibi’, con cariño. Sus detractore­s también le llaman ‘Bibi’, pero con desprecio, como se escucha cada sábado noche desde hace nueve meses frente a su residencia, en las concentrac­iones en las que miles de manifestan­tes reclaman su dimisión. Benjamín Netanyahu (Tel Aviv, 1949) no deja a nadie indiferent­e y en su vida no ha parado de romper marcas. Fue el primer primer ministro nacido en el Estado de Israel, el más joven de la historia en alcanzar ese puesto, es el jefe de gobierno con más años en el cargo, por delante del mítico David Ben Gurion, y es también el primer jefe de Estado en activo que comparece ante la Justicia.

Ahora, «su vida discurre en paralelo a la historia de Israel y piensa que cualquier otro primer ministro será negativo para la seguridad país, ese es su argumento principal para aferrarse al asiento», explica Anshel Pfeffer, autor de la biografía ‘Bibi The Turbulent Life and Times of Benjamin Netanyahu’. Como el Doctor Jekyll y Mister Hyde, por un lado está el Netanyahu de cara al exterior, con su discurso duro contra Irán y mano de hierro con Hamás en Gaza. Por otro, el doméstico, el marido de Sara, su tercera esposa y madre de dos de sus tres hijos, el mago capaz de ganar elección tras elección pese a los escándalos de corrupción, el político mediático que no pierde oportunida­d para ponerse frente a la cámara y dirigirse a la nación con tono de padre protector, el dirigente que encandiló a Trump para que le concediera todos sus deseos… ‘Bibi el rey’, como rezan los carteles que colocan sus seguidores en el mercado jerosolimi­tano de Mahane Yehuda antes de cada elección.

Nacido en el seno de una familia secular llegada de Polonia, creció y se educó entre Israel y EE.UU. El apellido original de su padre Benzion era Mileikowsk­y, pero como la mayoría de emigrantes lo cambió a su llegada a la entonces Palestina y eligió Netanyahu, que en hebreo significa ‘regalo de Dios’. El profesor Benzion Netanyahu, fallecido en 2012, fue un importante historiado­r especializ­ado en la Edad de Oro española que impartió clases durante varios años en Filadelfia. Este fue el motivo por el que ‘Bibi’ estudió en EE.UU., aunque nada más graduarse no dudó en viajar de vuelta a Israel para cumplir el servicio militar. Durante cinco años fue miembro de un comando de las fuerzas especiales, llegó a ser capitán y participó en la Guerra del Yom Kippur, de 1973. Su hermano Yonatan siguió sus pasos en las Fuerzas Armadas, pero en 1976 fue abatido en la operación Entebbe, dispositiv­o de rescate diseñado para liberar un avión de Air France procedente de Tel Aviv secuestrad­o por milicianos palestinos y alemanes que retuvieron en la aeronave a todos los pasajeros israelíes. Una pérdida que le marcó para siempre.

El Netanyahu veterano de guerra regresó a EE.UU. para completar sus estudios y convertirs­e en un auténtico embajador temporal de

Israel. El Estado judío le nombró enviado ante la

ONU, su primer paso en una carrera política que siguió en 1993 cuando, ya de regreso a su tierra natal, se alzó con el liderazgo del Likud, el histórico partido conservado­r israelí al que llevó a la victoria en las urnas en 1996. Así se convirtió en el primer ministro más joven de la historia del país con 47 años.

La sombra de la corrupción

En ese momento arranca una carrera política que 24 años después le mantiene en lo más alto, pero que está seriamente amenazada por sus problemas con la Justicia. La Fiscalía le imputa tres delitos de soborno, fraude y abuso de autoridad, que le pueden acarrear una pena de hasta 10 años de cárcel. Netanyahu siempre ha defendido su inocencia y se siente víctima de ‘una caza de brujas’. Sus detractore­s le acusan de forzar elección tras elección con el objetivo de conseguir lograr en algún momento el apoyo suficiente en la cámara para garantizar con una ley su inmunidad. Si la calle está dividida, el parlamento también lo está y los bloques, más que de derecha o de izquierda, son pro o anti Netanyahu.

Los casos contra el primer ministro son los conocidos como Caso 1000, en el que está imputado por fraude y violación de confianza por recibir regalos a cambio de favores; el Caso 2000, en el que le imputan también por fraude y violación de confianza debido a la conspiraci­ón con el dueño del diario ‘Yedioth Ahronoth’, Arnon Mozes, a cambio de obtener una cobertura favorable; y el más grave, el ‘Caso 4000’, en el que hará frente a cargos por sobornos, fraude y violación de confianza tras presionar para garantizar­se una cobertura informativ­a favorable para él y su mujer a ‘Walla’, portal de noticias propiedad de Shaul Elovitch, principal accionista de Bezeq. De estos años al frente de Israel, su gran legado será «la fuerte división» que ha dejado entre los israelíes. Esa división se acrecienta tras las recientes elecciones, un plebiscito sobre la figura que ‘reina’ en Israel desde hace dos décadas.

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