Un matrimonio polarizado
El título de la columna surge de aplicar el método explicativo Pedro Piqueras
Hay muchas cosas sorprendentes en el documental de Rocío Carrasco. Por ejemplo, no debe de haber muchos documentales que consistan en alguien llorando el 90% del tiempo. Es que ni en los testimonios de los supervivientes de campos de concentración. Esto obliga al patetismo a los invitados en plató. Bueno, invitadas, con un hombre de cuota. Telecinco se acerca, y ojalá lo iguale, al ‘all star’ que reunió hace poco TV3 alrededor de una mesa: la Fallarás, Pilar Rahola, la monja Caram y Karmele Marchante. Delicia.
Otra cosa llamativa es que Rocío Carrasco se equivoque y diga ‘cónyugue’ y no ‘cónyuge’. Es un error habitual y disculpable, lo extraño es que lo cometa alguien que lleva veinte años de litigio con su exmarido. Esa palabra la debería dominar, pero es una palabra poderosa. Hasta el nuevo feminismo, al que responde el programa, es también, en sí mismo, de tipo conyugal, liderado por Irene Montero y ahora centrado en el juicio que llaman de la ‘manada de Sabadell’, aunque de la manada sepamos poco. Sí sabemos de Antonio David y su «semilla del mal». «¿Puede ser un psicópata?», llegó a preguntar Carlota Corredera. Pero de la ‘Más Nada’ de Sabadell no cuentan gran cosa. En realidad, los medios redistribuyen la culpa. A todos los hombres españoles, por serlo, nos toca cargar con un porcentaje de lo que hagan estas manadas sin perfil biográfico. Y lo que no nos toca a nosotros, se lo cargan al ‘sistema heteropatriarcal’, en este caso, al fiscal, que ha sido el malo de la semana porque no puede hacer su trabajo, preguntar, ya que la función inquisitiva en España solo la tiene Ana Pastor, otra feminista conyugal. El fiscal al preguntar ‘revictimiza’, pero ¿no revictimiza acercar a ‘Txapote’?
En eso está Telecinco y al hilo del docudrama hablaron de la «violencia institucional» judicial, y de las violencias de Antonio David: «la invisible», «la vicaria», «la luz de gas»... Sin embargo, minutos antes, de la violencia contante y sonante de las pedradas de la extrema izquierda, Piqueras dijo que eran «la viva imagen de la polarización». Pues mira, como los matrimonios: polarizados.
Si la derecha fuera una mujer, ¿dónde estaría Piqueras?
La ‘Más Nada’
En la semana del juicio de Sabadell, los malos oficiales son el fiscal, por preguntar, y Antonio David