El Bayern, un campeón en guerra
Los bávaros intentarán remontar al PSG con una pelea abierta en los despachos del club
El mismo Bayern que arrasó en la pasada Champions y que acabó el curso con un impecable sextete sufre hoy una enfermedad autoinmune que amenaza con arruinar su temporada. Esta noche se juega buena parte de sus objetivos en el Parque de los Príncipes, a donde llega obligado a remontar ante el PSG el 2-3 de la ida. Pero las sensaciones que rodean este partido son francamente mejorables. La guerra interna que mantienen el entrenador Hansi Flick y el director deportivo, Hasan Salihamidzic, ha acabado por afectar a la plantilla en un momento crucial. Los dos máximos responsables deportivos de que la máquina bávara funcione como un reloj mantienen posturas divergentes sobre la planificación de la plantilla desde hace bastantes meses, pero en las últimas semanas han recrudecido su enfrentamiento y lo han hecho visible en varias ocasiones en las oficinas de Sabener Strasse.
El mal clima entre ambos llegó al poco del ascenso de Flick al banquillo como sustituto de Nico Kovac, en noviembre de 2019. El nuevo entrenador solicitó un par de refuerzos, en especial uno para el lateral derecho. Y dio nombres. Salihamidzic, responsable último de las contrataciones, pasó por alto las peticiones de Flick y apostó por traerse como cedido a Odriozola. El vasco acabó jugando solo 180 minutos repartidos en cinco partidos en su corta trayectoria en el conjunto bávaro.
Las cosas fueron a peor tras el extraordinario final de temporada del Bayern y su apoteósico desempeño en la burbuja de Champions de Lisboa que acabó dándole su sexta Copa de Europa. Flick, encumbrado de técnico interino a insustituible, se vio con jerarquía para solicitar nuevos refuerzos, pero de nuevo se encontró con la férrea oposición de Salihamidzic, que despachó el mercado de fichajes con varias contrataciones menores que apenas han contado en la campaña actual (Marc Roca, Sarr y Choupo-Moting, entre ellos). «Creo que todo el mundo estará de acuerdo conmigo en que el año pasado teníamos un equipo cualitativamente mejor», decía el propio Flick hace solo unos días en un ataque frontal al director deportivo.
Duelo de egos
La poca confianza de Flick en Lucas Hernández, la apuesta más cara de Salihamidzic, o la decisión de éste último de no renovar a Boateng, noticia que se hizo pública coincidiendo con el choque de ida ante el PSG, son dos ejemplos más de la elevada tensión que se vive este año en el Bayern.
Varias leyendas del Bayern, como Matthaus y Effenberg, han coincidido estos días en que el pulso resulta agotador e innecesario, y que la única solución es que uno de los dos enfile la puerta de salida. Podría pensarse que los resultados avalan la trayectoria de Flick, pero la peculiar idiosincrasia del Bayern convierten el asunto en algo no tan sencillo. Karl-Heinz Rummenigge, que ejerce como presidente de la entidad, hasta consejeros como Oliver Kahn mantienen posiciones de liderazgo en el conjunto bávaro en base a su pasado como jugadores históricos del conjunto bávaro. Es el caso también de Salihamidzic. El centrocampista de origen bosnio jugó durante nueve temporadas en el Bayern, donde se hizo el dueño y señor de su banda derecha. Ganó un total de 16 títulos, entre ellos la Champions de la temporada 2000-01, la primera del Bayern en 25 años. Tras su retirada regresó
Disputas Flick, entrenador y pretendido por la selección, choca continuamente con Salihamidzic, director deportivo
al club como embajador antes de ser nombrado director deportivo en agosto de 2017.
En el dilema se ha entrometido también la Federación Alemana, que ve en Flick al sustituto ideal de Joachim Low al frente de la selección. El actual entrenador del Bayern ya fue técnico asistente en ‘Die Mannschaft’ en el Mundial 2014. Mientras, los jugadores del Bayern se han posicionado abiertamente a favor de su entrenador y reclaman a gritos un armisticio que les dé tranquilidad en el terreno de juego. Hoy se podrá calibrar si sus peticiones han surtido efecto.