ABC (Nacional)

El estilete japonés en su reto más olímpico

El golfista de Ehime dejó su país en 2013 para ser una estrella mundial y este verano llegará a Tokio con la vitola de ser el primer nipón con un grande

- Hideki Matsuyama Ganador del Masters de Augusta 2021 MIGUEL ÁNGEL BARBERO MADRID

Para gran parte de los japoneses, el golf es toda una pasión. Mas, con el juego limitado al gran público por la falta de espacio para construir campos en las islas, solo quienes pertenecen a las clases más pudientes pueden permitirse el acceso a los clubes privados. El resto de los aficionado­s se tienen que contentar con dar bolas en campos de prácticas industrial­es o en pasar sus vacaciones en algún destino internacio­nal que les permita utilizar el material de última generación que consumen sin parar.

La industria que genera este deporte es tan importante que su circuito nacional es el segundo mejor pagado del planeta, lo que motiva que sus mejores jugadores nacionales opten por la comodidad de quedarse en casa y ganar un buen dinero antes que optar por probar fortuna en los tours de otros continente­s.

Afortunada­mente para ellos, en 2013 les surgió un caso raro, el de Hideki Matsuyama, que decidió cambiar con esa dinámica. Después de ganar el Campeonato Asiático y el Masters amateur dos años antes, este grandullón, de swing poderoso y buenas manos, tuvo claro dónde iba a estar su futuro. Huyendo de los terremotos de 2011 y 2016, se asentó en Estados Unidos y, aunque no dejó de competir en su país (acumula ocho triunfos locales), sus más importante­s actuacione­s hasta el pasado domingo las había logrado en el PGA Tour: había vencido en cinco ocasiones en torneos de gran calado, como el Memorial o los Mundiales Bridgeston­e y HSBC.

Con 29 años, a nadie se le escapaba que Matsuyama era uno de los golfistas menores de treinta llamados a hacer historia. Sin embargo, la losa de los majors le empezaba a pesar un poco más que a sus rivales. Al contrario de lo que sucede con sus colegas de otros países, que suman sus éxitos a los de los veteranos que les precediero­n, en Japón todavía nadie había sido capaz de ganar uno. Y esa presión, cuando se le comparaba con nombres míticos como los de Isao Aoki, Jumbo Ozaki o Tommy Nakayima siempre pesaba en exceso. Hideki, no obstante, nunca desfalleci­ó. Aunque en los dos últimos años sus actuacione­s no fueron muy brillantes, mantuvo la moral que le había llevado a firmar siete top 10 en las pruebas del Grand Slam en las campañas anteriores, con especial mención al subcampeon­ato del Open USA 2017.

Con el empujón del triunfo de Tsubasa Kajita en el Masters femenino de la semana anterior, se dispuso a cerrar el círculo. En Augusta jugó totalmente liberado, con la certeza de estar haciendo algo importante y de ser al fin un referente para sus compatriot­as. Se convirtió en el primer nipón en ganar un major y ahora aspira a lucir el oro en Tokio en próximo verano. «Ese es mi objetivo», declaró emocionado. «A ver si así inspiro a nuevas generacion­es de deportista­s y en diez años pueden competir conmigo».

Exilio Aunque no dejó de competir en Japón, en 2016 se instaló en Estados Unidos y empezó a ganar torneos

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