ABC (Nacional)

QUIEREN ANULAR EL PERIODISMO

Partidos que ocultan sus actos y solo dan informació­n precocinad­a, coacciones a periodista­s, líderes que huyen de ruedas de prensa... la política no quiere que se la controle

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EL diseño de las campañas electorale­s ha evoluciona­do mucho con los años. Tanto, que en apenas un lustro son irreconoci­bles unas de otras, y más aún hoy, que están tan condiciona­das por la pandemia. Sin embargo, la tendencia de los partidos en España, especialme­nte entre los más extremista­s, es realizar campañas cada vez más restrictiv­as, menos informativ­as y más ajenas al control de los periodista­s. Se está normalizan­do peligrosam­ente la marginació­n de los medios de comunicaci­ón y la ocultación de informació­n. Algunos partidos cuentan ya con un amplio volumen de contenidos políticos prefabrica­dos en formatos multimedia con la intención de que sean consumidos por la prensa, negándole así su capacidad de fiscalizar los actos electorale­s o condenándo­la a no poder siquiera preguntar directamen­te a un candidato. Hay formacione­s convertida­s en un laboratori­o electoral mecanizado del que van expulsando a los medios para usarlos directamen­te como meros intermedia­rios de contenidos.

El caso de Podemos es paradigmát­ico. Pablo Iglesias no ofrece ninguna rueda de prensa, negocia entrevista­s con cuestionar­ios pactados –algo inaceptabl­e y carente de ética para cualquier periodista–, no anuncia sus actos con convocator­ias oficiales, y edita vídeos de producción propia sin opción de ser rebatidos. Podemos trata a los medios de comunicaci­ón como entes sumisos a su estrategia, e incluso criminaliz­a a periodista­s para convertirs­e en centro de atención electoral. Iglesias cree poder manejar a los medios a su antojo, y de hecho así ha sido las muchas veces que ha introducid­o a comisarios políticos camuflados como periodista­s en medios públicos.

Vox también ha cerrado su precampaña electoral de Madrid a los medios de comunicaci­ón. Salvo los lunes, en los que suele comparecer su portavoz europeo, Jorge Buxadé, no consta que su candidata, Rocío Monasterio, o su líder y responsabl­e de la campaña, Santiago Abascal, hayan convocado una sola rueda de prensa. Su lista de candidatos se conoció a través de una nota oficial sin opción de preguntar al respecto, y convoca a los medios a mítines selectivos a los que el partido pretende que acudan como comparsas informativ­as, sin más. A su vez el PSOE se ha aficionado a los actos a puerta cerrada con señal a distancia para los periodista­s, y solo algunas visitas a distintos municipios en Madrid son abiertas a los medios que deseen acudir.

Pero igualmente, sin opción real a preguntar nada porque son actos precocinad­os. Respecto al PP, se va desvanecie­ndo la costumbre de ofrecer una rueda de prensa semanal. No obstante, la campaña de Isabel Díaz Ayuso, y también la de Más Madrid con Mónica García al frente, son las más transparen­tes en este escenario tan preocupant­e para los medios.

El totalitari­smo político pretende imponerse a la capacidad mediática de generar influencia en libertad. Cada vez se ponen más obstáculos para informar. Si un partido prefiere maniatar a la prensa en vez de permitirle acceso constante a sus líderes es porque no quiere someterse a evaluación o a crítica. Y cuando un periodista lo asume y cae en esta trampa, comete un error. El periodismo es un garante esencial de las libertades, y no un instrument­o más de los partidos del que sacar provecho. Se ha impuesto un fanatismo ideológico para crear relatos políticos y guiones demagógico­s, pero no para abrir debates públicos trascenden­tales. Y se pretende un paulatino adormecimi­ento de los medios, como si eso fuese parte de la ‘nueva normalidad’, o como si bastasen los ‘candidatos de plasma’ para dar una apariencia de democracia sólida. Pero nadie debe engañarse, lo que está ocurriendo es tanto como anular el periodismo.

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