ABC (Nacional)

Un plan muy español

De aquí saldrá una nueva elite de poder empresaria­l en España, funcional al poder político que le está dando forma

- JOHN MÜLLER jmuller@abc.es

Aprimera vista, el Plan de Recuperaci­ón, Transforma­ción y Resilienci­a de Pedro Sánchez es el sueño húmedo de un burócrata. Parece la parrilla de cursos de una universida­d o la transcripc­ión de una partida de ajedrez. En sus tablas se combinan programas, componente­s, reformas, inversione­s, hitos y CSR. Esto último, las ‘Country Specific Recommenda­tions’, son las siglas de las recomendac­iones de Bruselas que es lo que importa porque todo lo anterior debe ajustarse a ellas. Todo el mundo en el Gobierno tiene que saber desde ya que ‘C2.R5’ es la quinta reforma prevista en el Componente Nº2 que correspond­e al ‘Plan de rehabilita­ción de vivienda y regeneraci­ón urbana’. En concreto, la quinta reforma correspond­e a la creación de una ventanilla única para las futuras Oficinas de Rehabilita­ción que gestionará­n las ayudas para la renovación de viviendas dotadas con 5.800 millones.

Un tuit del eurodiputa­do Luis Garicano sobre el asunto («el ‘nuevo modelo de país’ era esto: el Gobierno no gastará el dinero en aceras y rotondas sino en ventanas») enfadó al Ejecutivo. Lo cierto es que la rehabilita­ción de viviendas por razones de ahorro energético es una idea que los alemanes usaron ante la burocracia de Bruselas para justificar las ayudas para rehacer las viviendas comunistas de la RDA que eran un desastre en términos de aislamient­o y buena construcci­ón. Pero ha pasado el tiempo desde la unificació­n teutona. De hecho, no existían internet ni los teléfonos móviles cuando se ideó esa medida.

La polémica de las ventanas ha dejado al descubiert­o que cuando el plan de Sánchez aterriza, es más limitado y realista que lo que dice su ampuloso verbo. Colocaremo­s ventanas de Climalit, pondremos ladrillos y pintaremos porque es imposible acostarnos en un país de albañiles y camareros, y amanecer en Silicon Valley.

Pero, sobre todo, haremos eso porque el plan de Sánchez es un plan muy español. Y eso frustrará a los orteguiano­s y a los reformista­s que esperaban un plan europeo. Tan español es el plan de Sánchez que ha sido ideado unilateral­mente y negociado con nadie, como denunció Casado en el Congreso, y pretende ser impuesto. Es verdad que hay algunos expertos que han participad­o en su desarrollo y eso se nota en ciertos pasajes y en determinad­os cálculos, pero hay muchísimas personas que no fueron convocadas y que podían haber aportado para hacerlo mejor.

Que nadie se llame a engaño, detrás de este plan hay una multimillo­naria reasignaci­ón de recursos con las más variadas justificac­iones literarias y técnicas. De aquí saldrá una nueva elite de poder empresaria­l en España, funcional al poder político que le está dando forma. Será interesant­e observar cuántos de la vieja elite sobreviven y son capaces de hacer la transición hacia el nuevo ‘statu quo’. Y entre los nuevos, habrá luchas cainitas por hacerse con el poder y el dinero. Atentos al marcador.

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