Luis Arencibia (1946-2021)
Impulsó el Museo de Escultura de la localidad madrileña
NACIDO en la localidad grancanaria de Telde, el escultor Luis Arencibia Betancort ha fallecido en su Leganés adoptivo, donde además de crear una singular obra escultórica, calcográfica y literaria, ejerció una gran labor como dinamizador cultural.
Hijo del pintor José Arencibia, el escultor pronto trasladó su residencia a Madrid, y de ahí a Leganés. Tras su paso por el Seminario y la HOAC, militó en las filas de la maoísta ORT, de las que pasó luego a las del PSOE, para luego transitar, a contracorriente, hacia las del PCE. Durante los años de la democracia reencontrada puso sus conocimientos en materia de arte y su don de gentes para un gran proyecto, el del Museo de Escultura de Leganés, al que el ayuntamiento de la ciudad acaba de rebautizar en justo homenaje, añadiéndole su nombre. Proyecto del que uno tuvo noticia desde su arranque en 1984, gracias a su inolvidable paisano Tony Gallardo, uno de los convocados. Otros: Juan Asensio, Juan Bordes, José Hernández, Ibarrola, Leiro, Francisco López, Ángeles Marco, José Luis Sánchez, Schlosser, Susana Solano, más un rescate histórico, el de Emiliano Barral… Luego vendrían los depósitos del Prado, el Reina Sofía y otros museos: Amador, Venancio Blanco, Arcadio Blasco, Chirino, Elena Colmeiro, Fenosa, Ferrant, Carlos Ferreira… Y por la ciudad, más piezas: de Fernando Bellver, Canogar, Adrián Carra, Juan Haro, Victorio Macho (con su Pasionaria), Esperanza d’Ors, Andrés Rábago… Más varios monumentos del propio Arancibia, y además una sirena, un tritón, un ‘Caballo del mar’, un ‘Hidróforo’, y tres fuentes, entre ellas la de las ranas. La monografía de Jonathan Allen ‘Sueños barrocos: La obra plástica de Luis Arencibia Bethancort’ permite hacerse una idea de la singularidad de este escultor figurativo y atormentado. Una de sus piezas más conocidas es el ‘Neptuno’ de Melenara, en cierto modo hermano del Atlante de Gallardo. En el propio Telde tiene varias piezas muy sentidas en homenaje a los poetas locales Julián y Saulo Torón, Montiano Placeres, y Fernando González.
Fue por su condición de habitante de Leganés que Arencibia conectó con el siquiátrico local, trabando estrecha amistad con uno de los pacientes del mismo, Leopoldo María Panero, con el que hizo un libro, ‘Locos’ (1992), en el que sus alucinados dibujos y grabados dialogan con versos y prosas del poeta maldito. En paralelo, de la propia autoría del escultor, surgió, en prosa, ‘El discurso del cuerdo’ (1992), ampliado en 2004 como ‘El discurso del cuerdo y otros escritos del manicomio’. En 2009, nueva colaboración, con Luis Alberto de Cuenca ésta, para ‘Puesta de sol’.