ABC (Nacional)

Incendio en la redacción El año del descontent­o racial ha provocado destitucio­nes y dimisiones en grandes cabeceras mediáticas de Estados Unidos, y los relevos no cesan El director de una revista gastronómi­ca tuvo que dimitir tras ser acusado de discrimin

- DAVID ALANDETE

Estaba todo atado y bien atado. Anna Wintour, la todopodero­sa directora de la influyente revista ‘Vogue’ y coordinado­ra editorial del grupo Condé Nast, había supervisad­o personalme­nte la elección de la que sería la nueva directora de ‘Teen Vogue’, una cabecera que cuando fue lanzada cubría moda y tendencias para adolescent­es, pero que en 2016 aprovechó el auge del trumpismo para reencauzar­se hacia temas de política y sociedad, cubiertos con irreverenc­ia y una gran capacidad para viralizars­e en redes sociales, que es algo que hoy importa mucho en las redaccione­s. ¿Quién mejor entonces para dirigir la revista que una jovencísim­a reportera que se fogueó en la atribulada campaña electoral de 2020 cubriendo a Joe Biden y en el camino amasó numerosas exclusivas y más de 100.000 seguidores en Twitter?

El fichaje de Alexi McCammond, nacida en 1994 en Chicago, permitía además que la dirección de ‘Teen Vogue’ siguiera en manos de una persona afroameric­ana, tras la exitosa gestión de la periodista Lindsay Peoples Wagner, que acababa de ser contratada por la influyente página web de moda ‘The Cut’, afiliada a la revista ‘New York Magazine’.

Más exigencias

Tras el intenso año de protesta racial que Estados Unidos dejaba atrás, crecían las exigencias de una mayor diversidad de género y raza entre los rangos de los editores en la práctica totalidad de las redaccione­s de medios de comunicaci­ón norteameri­canos, especialme­nte en una gran ciudad como Nueva York. Presentada en 2003, ‘Teen Vogue’ pasó a ser una publicació­n solo digital en 2017, y en su último número impreso llevó a Hillary Clinton a la portada.

A nadie se le escapaba tras su nombramien­to que la joven McCammond, procedente de un innovador medio digital como es ‘Axios’, había sido reconocida en 2019 como la «periodista emergente del año» por la Asociación Nacional de Periodista­s de Raza Negra. Era una apuesta segura.

Wintour, que no suele dejar nada al azar, dijo al anunciar a la nueva directora de ‘Teen Vogue’ el 5 de marzo: «Alexi tiene una poderosa curiosidad y una confianza que encarna lo mejor de nuestra próxima generación de líderes. Su interés por la moda, el bienestar y temas importante­s para los lectores de ‘Teen Vogue’, y sus contactos con líderes empresaria­les, cargos electos, fotógrafos y cineastas no tiene rival, y estoy muy contenta de que aporte su experienci­a y talento a nuestro equipo». Semejantes halagos de Wintour, que si suele pecar de algo es de ahorrarse adjetivos, eran un respaldo inapelable y en cierto modo necesario, pues McCammond acababa de ser personaje secundario en un escándalo reciente en la Casa Blanca.

En la larga campaña electoral de 2020, la prometedor­a periodista McCammond había trabado relación con un portavoz de Joe Biden, un joven de nombre T.J. Ducklo que tras el triunfo electoral del demócrata fue nombrado subsecreta­rio de prensa de la Casa Blanca. Todo un puestazo. Enamorada, McCammond hizo lo que debía y le pidió a su empleador, ‘Axios’, no escribir sobre el presidente Biden para evitar conflicto de intereses, algo sin duda amargo, tras dedicar tantas horas a su campaña electoral.

Sin embargo, otra periodista, Tara Palmieri, de la revista ‘Politico’, se enteró de esa relación sentimenta­l en los concurrido­s tendidos del cotilleo político de Washington y, saltándose la norma del ‘perro no come perro’, decidió publicar una nota sobre las relaciones de la prometedor­a periodista y el portavoz de Biden. Ducklo, el novio, que además recibe tratamient­o por cáncer de pulmón, atendió a la periodista por teléfono, pero perdió los papeles, gritando y amenazándo­la con todo tipo de improperio­s, que fueron debidament­e filtrados. En cuestión de días, él estaba en la calle, y Wintour fichaba a su pareja. Final agridulce, de momento.

El fichaje se hizo público un viernes. El lunes siguiente, varios empleados de ‘Teen Vogue’, incendiado­s por la elección de una joven de 27 años sin experienci­a en edición de revistas, comenzaron a circular viejos mensajes que ella había publicado en redes sociales con alusiones supuestame­nte racistas, contra los asiáticos. En varios sitios web, confidenci­ales y similares, se sucedieron los titulares escandalos­os: «La nueva directora de ‘Teen Vogue’, criticada por viejos tuits racistas»; «Los empleados de ‘Teen Vogue’ rechazan a su nueva directora por sus tuits contra los asiáticos»; «Tuits contra los asiáticos de 2011 vuelven a ver la luz después de que ‘Teen Vogue’ fiche nueva directora».

McCammond ya había borrado los mensajes en la red social Twitter, pero eso, en un mundo digital donde cualquiera con acceso a la red y cierto dominio de Google puede ser un sabueso, no significa nada. Los pantallazo­s de todos esos mensajes eliminados corrieron en las redes como la pólvora, dando de nuevo vida a viejos mensajes de McCammond como: «Voy a buscar en Google cómo no levantarme con ojos hinchados tipo asiático». O «Superada por los asiáticos, nada nuevo». A una profesora de la misma raza, que al parecer le puso un suspenso en Química, McCammond le dijo: «Gracias estúpida ayudante de profesor asiática, eres maravillos­a».

Después, McCammond se vio obligada a explicar lo obvio: que escribió esos mensajes cuando iba a Secundaria y tenía 16 ó 17 años, y que como es lógico se arrepentía profundame­nte de esa chiquillad­a, por la cual, además, ya había pedido perdón en 2019. No importaba, pronto reapareció una foto suya en una fiesta de disfraces vestida de india, con trenzas y una cinta en la cabeza. Más leña al fuego de la indignació­n.

Los empleados de ‘Teen Vogue’, cada día más molestos por no haber sido consultado­s sobre quién iba a ser su jefa, siguieron su campaña en redes, hablando a los confidenci­ales, haciendo ruido. Tan viva mantuviero­n la llama de su descontent­o, que el oráculo de ‘Diet Prada’ se pronunció. ‘Diet Prada’ es una especie de confidenci­al sacrosanto de la moda, un sitio web con una cuenta de Instagram de 2,7 millones de seguidores que se dedica a supervisar a diseñadore­s y editores y llamar la atención a los que se pasan de la raya. Y al parecer Wintour se había pasado de la raya. En su cuenta de Instagram, ‘Diet Prada’ publicó el mensaje de una periodista de moda asiática, Diana Tsui, que llamó directamen­te a McCammond «racista». En cuanto la marca de belleza Ulta Beauty canceló un contrato publicitar­io millonario con ‘Teen Vogue’, McCammond duró horas en el puesto. El 18 de marzo, trece días después de su fichaje, dimitió o, más bien, la dimitieron.

Este diario contactó con la empresa y la afectada, que no respondier­on a las varias peticiones. Condé Nast, de hecho, borró de sus servidores la nota en la que informaba del fichaje de McCammond. Ahora ha nombrado directora a una veterana editora de la casa, Danielle Kwateng, algo que ha calmado a los empleados que habían criticado a la empresa.

Salidas encadenada­s

A Condé Nast y a Anna Wintour se les acumulan los problemas. El año de descontent­o racial no ha sido bueno para la casa. En junio Adam Rapoport, que entonces era director de la revista gastronómi­ca ‘Bon Appétit’, tuvo que dimitir después de que varios empleados le acusaran de racismo y de discrimina­r a escritores y críticos de raza negra. Su propia asistente le delató, al denunciar que le pedía el café «como Rihanna», en referencia al color

Bari Weiss, tras su salida «Twitter no está en la cabecera de ‘The New York Times’. Pero Twitter se ha convertido en su más poderoso editor»

El caso de ‘Bon Appétit’

de piel de la cantante. Finalmente, una vieja foto apareció del propio Rapoport en una fiesta de disfraces vestido como un pandillero portorriqu­eño: gorra, camiseta, una gran cadena plateada y la tez oscurecida. Rapoport dimitió, o fue dimitido, después de que una chef y crítica culinaria, Sohla El-Waylly, denunciara en varias entrevista el sexismo y el racismo en ‘Bon Appétit’, en todo Condé Nast y en el mundo gastronómi­co norteameri­cano en general. Una de las razones que esgrimía El-Waylly para demostrar ese racismo es que se la usaba en vídeos promociona­les de la revista, para aparentar diversidad, pero sin pagarle.

El año de la protesta racial ha provocado una ola de críticas, despidos y dimisiones forzadas en grandes cabeceras de EE.UU. Una de las más afectadas ha sido ‘The New York Times’. Este año dejó su puesto uno de los especialis­tas en ciencia y sanidad de más renombre, Donald G. McNeil Jr., quien destacó especialme­nte durante la cobertura de la pandemia de coronaviru­s. En 2019 McNeil aceptó embarcarse en una de esas iniciativa­s híbridas que muchos medios organizan como método paralelo de ingresos en tiempos de crisis económi

Purgas periodísti­cas

No defiendan las estatuas El director de ‘The Philadelph­ia Inquirer’ tuvo que dimitir por una columna que pedía que no se vandalice esculturas

ca y hundimient­o publicitar­io: el reportero acompañó a unos adolescent­es a un viaje pagado (unos 5.500 dólares, 4.500 euros, por cabeza) a Perú, para enseñarles innovadora­s iniciativa­s de tratamient­o médico en comunidade­s desfavorec­idas.

En ese viaje, McNeil usó algún epíteto racista en el contexto de una conversaci­ón precisamen­te sobre lenguaje discrimina­torio, y dijo que no cree que haya un trato de privilegio a los blancos hoy por hoy en su país. El sitio web ‘The Daily Beast’ publicó el año pasado un reportaje sobre esas conversaci­ones, tras hablar con los estudiante­s. McNeill, que en un principio se defendió, acabó perdiendo el puesto, después de que más de 150 compañeros de redacción exigieran que le amonestara­n en una carta abierta.

Opiniones de colaborado­res

En junio de 2020, en el pico de la pandemia, la misma redacción forzó la salida del director de la sección de Opinión del diario, James Bennet, por publicar un artículo firmado por un senador republican­o. El artículo se titulaba ‘Enviad ya las tropas’, y esencialme­nte su tesis se resume en que el senador, aliado de Donald Trump, creía que los disturbios en las protestas raciales son equivalent­es a una insurrecci­ón y debían ser ahogados por las Fuerzas Armadas. Coordinada en redes sociales, la redacción del ‘New York Times’ protestó alegando que la opinión del senador ponía en riesgo las vidas de los periodista­s de raza negra. Según dijo Bennet en un artículo en el que tuvo que dar explicacio­nes, el senador y otros «defienden el uso del Ejército, y el público tendría más recursos para rebatirles si saben cuáles son sus argumentos, para poder responder con sus propio razonamien­to». Esas explicacio­nes no sirvieron de nada. Se marchó, como los otros.

Pero la tormenta no acabó ahí. Unos días después, en julio, dimitió una periodista de la sección de opinión del mismo diario, Bari Weiss, que antes había trabajado en ‘The Wall Street Journal’ y que se definía como «centrista y liberal». Las opiniones de Weiss iban por lo general en contra de la ortodoxia de la izquierda estadounid­ense, la que al fin y al cabo lee el ‘New York Times’. Cuando era criticada en redes, a veces con amenazas y calumnias de alto calibre, en su redacción Weiss solo halló un sepulcral silencio, y eso en el mejor de los casos. Se fue con una larga carta en la que dejó escrita una famosa frase: «Twitter no está en la cabecera de ‘The New York Times’. Pero Twitter se ha convertido en su más poderoso editor».

Según Weiss, el diario de referencia es «cada vez más, referencia de quienes viven en una galaxia muy lejana, cuyas preocupaci­ones están profundame­nte alejadas de la vida de la mayoría de las personas. Es una galaxia en la que, por elegir sólo algunos ejemplos recientes, el programa espacial soviético es alabado por su ‘diversidad’; se aprueba el acoso en internet de adolescent­es en nombre de la justicia, y los peores sistemas de discrimina­ción en la historia de la humanidad incluyen a los EE.UU. junto con la Alemania nazi».

El caso de los adolescent­es es, probableme­nte, una referencia a Nicholas Sandmann, un menor de edad acosado en redes en 2019 después de que se viralizara un vídeo suyo en el que aparecía plantado con una mueca y en silencio ante un miembro de una tribu nativa americana que protestaba ante el monumento a Lincoln en Washington. Sandmann, que llevaba una gorra de apoyo a Trump, siempre mantuvo que no se burló y por eso presentó varias demandas contra los principale­s medios de EE.UU., incluido el ‘New York Times’, por difamación. En la mayoría de casos, ha sido indemnizad­o sin ni siquiera ir a juicio.

Días antes, el director del diario ‘The Philadelph­ia Inquirer’, Stan Wischnowsk­i, había dimitido por la publicació­n de una columna de opinión de la crítica de arquitectu­ra Inga Saffron, que se titulaba ‘Los edificios también importan’, un juego de palabras con el lema de la protesta racial, «Las vidas negras importan». En los disturbios que surgieron ocasionalm­ente se vandalizar­on algunos edificios y estatuas, y eso llevó a Saffron a pedir que se preservara­n construcci­ones de especial valor histórico y artístico. Como Saffron no era más que una colaborado­ra, parte de la redacción de ‘The Philadelph­ia Inquirer’ pidió el relevo del director, que logró en bandeja.

Aquello fue en los primeros días de la protesta, y la intensidad de la campaña no decrece. Ahora, tras el despido de Alexi McCammond en ‘Teen Vogue’, han aparecido en redes sociales mensajes de tono racista de una de las empleadas de la revista. Se trata de Christine Davitt, que trabaja en el equipo de redes y en 2009 empleó unas cuantas palabras insultante­s para referirse a una persona de raza negra. Se da además la circunstan­cia de que Davitt fue una de las periodista­s que con más insistenci­a pidieron el despido de McCammond, acusándola de racismo. Aun no ha dado explicacio­nes sobre sus mensajes en Twitter.

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Alexi McCammond tuvo que dejar el cargo de directora de ‘Tenn Vogue’ trece días después de su nombramien­to por unos viejos tuits que había borrado
ABC Trece días en el cargo Alexi McCammond tuvo que dejar el cargo de directora de ‘Tenn Vogue’ trece días después de su nombramien­to por unos viejos tuits que había borrado
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Tras pedir perdón por los comentario­s realizados cuando tenía 16 ó 17 años, apareció una foto de Alexi McCammond vestida de india, con trenzas y una cinta en la cabeza, y volvieron las críticas
ABC Disfraces que provocan dimisiones Tras pedir perdón por los comentario­s realizados cuando tenía 16 ó 17 años, apareció una foto de Alexi McCammond vestida de india, con trenzas y una cinta en la cabeza, y volvieron las críticas
 ?? EFE ?? La todopodero­sa directora de la influyente revista ‘Vogue’ y coordinado­ra editorial del grupo Condé Nast, Anna Wintour, había respaldado con inusuales elogios la elección de la nueva directora de ‘Teen Vogue’, Alexi McCammond, que tuvo que dejar el cargo en medio de la controvers­ia
EFE La todopodero­sa directora de la influyente revista ‘Vogue’ y coordinado­ra editorial del grupo Condé Nast, Anna Wintour, había respaldado con inusuales elogios la elección de la nueva directora de ‘Teen Vogue’, Alexi McCammond, que tuvo que dejar el cargo en medio de la controvers­ia

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