Washington responde a los ciberataques de Rusia con sanciones más severas
Un decreto de Biden prohibirá a las entidades de EE.UU. comprar deuda rusa
Joe Biden ha prometido una posición dura con Rusia desde su llegada a la Casa Blanca y ha mostrado su intención de responder con firmeza a las agresiones de Moscú. Su Administración materializó ayer las amenazas con una ronda de sanciones severas, las de mayor calado contra una de las potencias rivales en los últimos años.
EE.UU. justificó las medidas como una respuesta a la campaña de ciberataques de los que acusa a Moscú, a las interferencias en las elecciones presidenciales del año pasado y a los informes sobre supuestas recompensas a los talibanes de Afganistán por ataques a tropas estadounidenses.
Las medidas fueron detalladas por el secretario de Estado, Antony Blinken, en un comunicado. En primer lugar, la Administración Biden prohibirá a las entidades financieras de EE.UU. que compren deuda rusa a partir del 14 de junio, lo que se impone a través de una acción ejecutiva del presidente. La medida dificultará la capacidad de Rusia de financiarse en los mercados de capitales internacionales. El decreto presidencial le permitirá ampliar esas sanciones si Rusia insiste en las actividades referidas.
La efectividad de esta medida dependerá mucho de la voluntad de los aliados estadounidenses en Europa y en Asia de aprobar una prohibición similar. También de si EE.UU. las amplía a entidades financieras de terceros países, al estilo de las sanciones secundarias impuestas a quienes entablan determinadas relaciones económicas con Irán.
Habrá que ver el impacto concreto de esta medida contra Rusia, donde el 80% de la deuda está en manos de inversores locales. Pero, sin duda, tiene más gravedad que las sanciones individuales con las que anteriores Administraciones, como las de Donald Trump o Barack Obama, habían tratado de castigar a Moscú.
La sanción económica es una respuesta a la campaña de ciberataques sufrida por la compañía de software SolarWinds, que permitió que los ‘hackers’ penetraran durante meses en los sistemas de nueve agencias federales de EE.UU. y en un centenar de compañías del país. La Inteligencia de EE.UU. determinó desde un principio que el Kremlin estaba detrás del ataque. Ayer lo relacionó de forma expresa con la agencia rusa SVR, también conocida como Servicio de Inteligencia Exterior de Rusia. Es el mismo organismo que participó en el ataque al partido demócrata en el verano de 2016, en plena disputa electoral entre Trump y Hillary Clinton. La inteligencia estadounidense determinó después que Rusia interfirió en aquellas elecciones para beneficiar a Trump, pero una larga investigación del fiscal especial Robert Mueller no determinó que la campaña del multimillonario neoyorquino participara en un complot con los rusos.
El decreto también impone sanciones a seis compañías rusas a las que EE.UU. acusa de dar apoyo en la campaña de ciberataques.
Posible contraofensiva
En las últimas semanas, altos cargos de la Administración Biden han asegurado que la respuesta a Rusia se efectuaría con medidas «a la vista y ocultas», por lo que podría haber otras acciones –como una contraofensiva con ciberataques– sobre la mesa.
En segundo lugar, Biden ha impuesto sanciones por las interferencias de Rusia en las elecciones presidenciales de 2020, en las que logró la victoria. En un informe revelado el mes pasado, la inteligencia de EE.UU. determinó que el presidente ruso, Vladímir Putin, autorizó operaciones para contribuir a que Trump consiguiera la reelección, aunque no encontró pruebas de que Rusia lograra cambiar el resultado de las urnas.
Las sanciones afectan a 32 compañías e individuos a los que EE.UU. relacionado con esas interferencias. Entre ellos están Konstantin Kilimnik, un consultor político que colaboró con el que fuera director de la campaña electoral de Trump en 2016, Paul Manafort; o Alexei Gromov, alto cargo del Kremlin.
Además de estas medidas, el Departamento de Estado expulsó a diez diplomáticos con credenciales en EE.UU.,
ALTO CARGO DEL KREMLIN
varios de ellos dedicados a labores de inteligencia.
La adopción de sanciones llega en un momento de tensión creciente entre Washington y Moscú. La Administración Biden desembarcó en la Casa Blanca sin la intención, compartida por sus antecesores, de tratar de reconducir las relaciones con Rusia. El mes pasado, calificó a Putin de asesino en una entrevista televisiva.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia reaccionó a las medidas y dijo que «un comportamiento tan agresivo provocara sin duda represalias firmes». La portavoz añadió