ABC (Nacional)

«Soy monárquica hasta la médula y católica, una mujer de bien»

Beatriz Fanjul La nueva jefa de los jóvenes del PP se considera de «derechas sin complejos»

- MARIANO CALLEJA MADRID

Para quien no conozca a Bea Fanjul, diputada del PP por Vizcaya, nacida en Bilbao hace 29 años, y recién elegida presidenta de Nuevas Generacion­es, ella misma se define así: una «tía de derechas» sin complejos, monárquica hasta la médula, católica, antiaborti­sta y feminista en el sentido literal de la Real Academia. «Mis padres me educaron bien», presume. La nueva jefa de los jóvenes del PP es casadista al cien por cien y tiene una debilidad: Almeida. Charlar con ella es una experienci­a singular, porque habla sin filtros. Y tiene una hermana gemela, también del PP. —¿Su hermana gemela es igual que usted en política?

—Se afilió conmigo y luego ya pasó un poco. No es tan activa como yo. —¿Por qué está en política? —Supongo que si hubiera nacido en otro lado igual no estaba en política, pero es que soy vasca. Y crecí con el PP vasco. Lo que vi me marcó mucho. —¿Le marcó alguna persona?

Sí, mi referente siempre ha sido Gregorio Ordóñez, pero que me haya acompañado en el proceso, Antón Damborenea. Me dio los mejores consejos y si he salido así es por él. Siempre me decía: ‘Si es lo que crees, adelante’.

— —¿Tuvo alguna duda al elegir el PP?

—Esto fue hace 10 años, Ciudadanos no existía y Vox, tampoco. Pero vuelvo a lo mismo, es que soy azul. —¿Qué ambición tiene en política? —Quiero hacer política vasca. Tengo bastante claro que mi futuro está allí. —¿Qué entiende por libertad? —Poder hacer lo que quiera, decir lo que quiera y asumir las consecuenc­ias. Soy rebelde e inconformi­sta. Siempre me han dicho: Bea, te van a cortar las alas, bla, bla, bla... Lo cierto es que fue Pablo quien apostó por mí. Soy una persona que se ve de lejos como soy, no escondo nada, y han apostado por eso. —¿Está más en el centro o en la derecha?

—Sin complejos.

—Sí. Siempre he dicho que soy una tía de derechas, pero creo en un proyecto transversa­l, defiendo mis conviccion­es, pero entiendo las de los demás.

—¿Y comparte el giro al centro del PP?

—No creo que haya un giro al centro. El PP lo que hace es ampliar su espectro, de centro-derecha, y ser lo que ha sido tradiciona­lmente.

—Se identifica con el PP de Casado, ¿y con el de Rajoy?

—Soy casadista al cien por cien. Con Pablo tengo relación directa, cercana y casi diaria. Con Rajoy nunca llegué a tener esa oportunida­d, y no sería justo que lo valorase.

—¿Es más de Casado, de Ayuso o de Almeida?

—De los tres. Casado confió en Ayuso y en Almeida, tiene un ojo para cazar talento que hay que reconocérs­elo. Almeida es mi gran debilidad, porque lo quiero mucho, somos muy amigos. Y Ayuso me parece una jabata, una tía muy valiente y echada para delante, la definición de mujer por excelencia. —¿Cómo conoció a Almeida?

—El PP de Guecho organizó una conferenci­a con Almeida, cuando era portavoz en Madrid. Él me llamó, me dijo que iba a venir y me quería conocer. Conectamos desde el primer momento y desde entonces, hablamos todos los días. —El 4 de mayo puede fortalecer­se el liderazgo de Ayuso. ¿Tiembla Casado? —No, se refuerza. Totalmente. ¿Y si Pablo hubiese apostado por unas personas que no pitan? No hay mejor líder que el que sabe rodearse de los mejores. —¿Estaría a gusto en una coalición con Vox?

—Yo estaría a gusto con cualquier persona que decida trabajar por unos intereses, y si fuera en Madrid, trabajar por la libertad de los madrileños. —¿Casado debería recomponer su relación con Abascal?

—Llega un momento en que te agotas. Cuando te llevan insultando mucho tiempo, y no dejan de llamarte derechita cobarde, dices: hasta aquí. —Es cierto que una parte del electorado los ve como derechita cobarde. —Sí, porque ellos son muy valientes, están llenos de ‘machos men’... Tengo muy buena relación con los de Vox, pero se equivocan.

—¿Qué le sienta peor, que la llamen derechita cobarde, desde la derecha, o fascista, desde la izquierda?

—Me da exactament­e igual. Contesto a lo vasco: ¡aúpa tú!

—Se acercan las elecciones, y el Gobierno ha vuelto a poner en primer plano el Valle de los Caídos y a Franco. —Son unos aburridos y unos carcas. Sacar eso a relucir significa que no tienen programa ni futuro.

—¿Es monárquica?

—Hasta la médula, y católica. Soy una mujer de bien.

—Mientras no haya corrupción, que ha sido la pesadilla de su partido... —El PP no es corrupto, es una cuestión de personas.

—¿Entiende que Vox niegue la existencia de una violencia de género? —Sí, como estrategia política de un partido que ve ahí un posible espacio. Pero yo sí creo que existe, es una lacra. —¿Se considera feminista?

—Si vamos a la RAE, la definición del feminismo es una igualdad entre hombre y mujer. Lo que no voy a hacer es que me saquen de ese concepto. —¿Y usted es de ‘todos y todas’, de ‘ellos y ellas’, ‘vascos y vascas’?

—Ni de coña. Estamos destrozand­o el lenguaje, nuestra cultura. Son unos matices que ha intentado imponer la izquierda para arrinconar­nos.

—La izquierda sabe coger mejor ciertas banderas sociales.

—No, lo que saben es coger el dinero, comprarse una casa en Galapagar y luego olvidarse de sus vecinos en Vallecas. En eso son expertos. O contratar niñeras con el dinero de todos los españoles, y así, claro, yo también tendría tres y siete hijos.

—¿Qué le diría a Pablo Iglesias? —Que se corte el moño. Ya que se ha quitado la careta, se puede peinar como un pijo, es un cayetano más. —¿Entiende las fiestas ilegales? —Yo no he ido a ninguna. No las puedo justificar ni entender, pero no se debe colectiviz­ar y decir que todos los jóvenes son unos irresponsa­bles. —Varias cuestiones para acabar de confirmar de qué pie cojea...

—Del izquierdo, jajaja.

—¿Qué opina del aborto?

—Estoy totalmente en contra. Como mujer creyente, conservado­ra y de derechas, estoy en contra del aborto y a favor de la vida.

—¿Vientre de alquiler?

—También estoy en contra. —¿Eutanasia?

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