La banca aparca las fusiones para vigilar a fondo la morosidad
Las grandes entidades diseñan sus planes para vigilar el posible aluvión de quiebras
El Covid-19 dio el pistoletazo de salida a una nueva etapa de fusiones en la banca española, pero apenas ha durado un ejercicio. El año 2021 ha entrado con una tendencia y prioridades distintas a las de 2020 y así lo transmiten las entidades desde este primer trimestre que acaba de terminar. El baile de operaciones se ha aparcado, de momento; es tiempo de pensar ya en focalizarse en vigilar la morosidad que vendrá cuando decaigan todas las ayudas públicas para hacer frente a la pandemia, así como en la reducción de costes vía ajuste de personal.
Caixabank y Bankia fueron los primeros en anunciar que estaban en contactos para crear el mayor banco en España por volumen de activos, con alrededor de 630.000 millones. Ocurrió en septiembre y, desde entonces, ha ido todo rodado. Precisamente, a finales de marzo se cerró la integración legal y ahora tienen por delante la tecnológica, que se extenderá a todo 2021.
Tras ellos llegaron Unicaja y Liberbank, y Banco Sabadell y BBVA. Aunque solo los dos primeros han logrado dar los pasos necesarios para unirse (aprobación de sus consejos de administración y de la junta general de accionistas). En el caso de los dos últimos, todo se fue al traste por el precio al que la entidad de origen vasco valoraba a la catalana, según comentaron. Y ahí se detuvo el proceso a nivel sectorial.
«Llevamos años hablando de que las fusiones son necesarias para que el sector logre ganar rentabilidad, pero estos procesos no duran para siempre. En 2021 la tendencia es que de fusiones ya hablemos lo justo», indican fuentes financieras. Las conversaciones entre entidades, mientras que en 2020 eran continuas de todos con todos, así como entre bancos de inversión, ahora ya no lo son tanto.
Banco Sabadell llevaba meses en la diana del mercado, que presionaba por una fusión. Los contactos al más alto nivel se produjeron, finalmente, con BBVA, pero todo cayó en saco roto. Desde entonces, aunque el mercado sigue ubicando a la entidad de origen catalán como el principal candidato a entrar en una operación, el Sabadell ha
Operaciones En 2020 se iniciaron tres fusiones bancarias, de las cuales solo dos han fructificado
descartado a corto-medio plazo participar en cualquier tipo de unión. Aspiran a continuar en solitario, y más aún con el nuevo consejero delegado, César González-Bueno, que ha llegado para darle un nuevo aire a la firma. Tal es así que ya ha reorganizado la estructura directiva en España. BBVA, el otro implicado, también parece descartar tantear más operaciones. «Bastante tiene ahora con vigilar su exposición a ciertos mercados emergentes», afirman fuentes financieras, en clara referencia a Turquía y México, por ejemplo.
«El aire de fusiones es una constante en los últimos años en el sector bancario europeo y es debido a la exigua rentabilidad que sigue generando la banca; rentabilidad que se ha visto impactada por la incidencia del Covid y las provisiones que han acometido los bancos, especialmente los españoles, en ese efecto precautorio que el mercado vio con buenos ojos», explica Fernando Rojas, analista de banca de Afi. Dichas provisiones están realizadas para tratar de cubrirse de cara a la morosidad que vendrá: «De los casi 20.000 millones de euros de provisiones que ha acometido el sector en 2020, 12.000 han sido destinados a riesgo de crédito y, en un entorno en el cual la morosidad no sube, es una actitud precautoria en toda regla».
A juicio de Rojas, «el principal riesgo es la gestión de los activos improductivos en los próximos ejercicios». Y también que «se produzca un prolongado impacto en la economía y se
Carlos Torres (BBVA)
Josep Oliu (Banco Sabadell)