Desmantelado un taller de armas 3D de un español exmilitar en Venezuela
Obsesionado con los explosivos, regresó a Tenerife tras huir del régimen chavista
Como ha sucedido con muchos avances científicos y tecnológicos, la impresión en 3D supone también un reto para la seguridad. La Comisaría General de Información de la Policía y la Agencia Tributaria detuvieron en septiembre en Santa Cruz de Tenerife a un individuo, español de 55 años, que regentaba el primer taller clandestino de armas hechas con piezas obtenidas con esa técnica. El asunto es aún más peliagudo por tres motivos más: el primero, que también disponía de sustancias químicas para la fabricación de explosivos; el segundo, que tenía experiencia militar al haber formado parte del Ejército venezolano hasta la llegada de Hugo Chávez al poder; y el tercero, que se le intervino propaganda neonazi.
La operación policial se hizo en septiembre pasado –no se ha dado a conocer hasta alzado el secreto de sumario–, y en estos meses se ha investigado si este individuo actuaba solo o era el eslabón de una organización terrorista. Hasta el momento no se han encontrado indicios sólidos de esta posibilidad, si bien los investigadores aún analizan su ordenador y sus contactos telefónicos. Hay que recordar que en 2019 en Alemania se perpetró ya una acción terrorista contra una sinagoga en la que se utilizó una arma fabricada con tecnología 3D. «Este tipo de talleres son una amenaza emergente, y en Europa ya se han hecho otras operaciones similares», precisan fuentes consultadas por ABC.
El exmilitar, tras salir de Venezuela por su incompatibilidad ideológica con el chavismo, recaló, según explicó él mismo, en Estados Unidos, se cree que en Miami, que es donde se concentra el exilio venezolano. Allí habría aprendido a utilizar armas cortas, largas y se reforzó su obsesión por el armamento y los explosivos. Hace unos años regresó a Santa Cruz de Tenerife, donde regenta una residencia de ancianos, y montó el taller ahora descubierto junto a ella.
El material intervenido durante los cuatro registros realizados fue numeroso e inquietante. Se confiscaron dos impresoras 3D, once bobinas de filamento para impresora 3D y numerosos dispositivos informáticos para la fabricación. Además, se intervinieron 19 armazones de arma corta fabricados mediante impresión 3D; nueve
Instrucciones Contaban con manuales, incluido uno terrorista sobre fabricación casera de explosivos
cargadores; dos silenciadores; dos correderas de arma corta sin numeración; dos piezas para estriar cañones; dos agujas percutoras; una réplica de fusil de asalto AR-15 de Airsoft; una carabina con mira telescópica; varios tubos metálicos para hacer cañones; un visor holográfico; un molde de plástico para hacer armazones y diversas piezas de arma corta, como varillas, alzas, puntos de mira, disparadores... Los agentes también encontraron dos pistolas táser, cinco cuchillos, un machete, una catana y varios objetos con simbología supremacista (dos banderas con un trisquel, utilizadas por los grupos neonazis, y una funda de pistola con el emblema del ejército Nacional Socialista Alemán).
Impresora activa
De especial importancia para los investigadores, fue la detección, descargados en su ordenador, de más de 30 manuales, entre ellos uno terrorista, de guerrilla urbana, militares, de fabricación casera de explosivos, sobre el uso y manejo de armas de fuego y de fabricación de las mismas con impresión 3D. «Esos manuales se pueden encontrar en la red, pero no es fácil», explican las mismas fuentes.
Por último, fueron intervenidas diferentes sustancias químicas susceptibles de ser utilizadas en la elaboración de artefactos explosivos, por lo que se requirió la intervención de un equipo Tedax-NRBQ y de un equipo de Guías Caninos.
Es relevante destacar que cuando los agentes entraron en uno de los locales constataron que una de las impresoras 3D se hallaba a pleno rendimiento. Estaba imprimiendo un armazón de arma corta prácticamente acabado. Además, hacía estallar los artefactos que fabricaba en el monte.