ABC (Nacional)

Choques armados por el acceso al agua entre Tayikistán y Kirguistán

Los enfrentami­entos entre guardafron­teras dejan casi medio centenar de muertos

- RAFAEL MAÑUECO CORRESPONS­AL EN MOSCÚ Lugar de los enfrentami­entos Distrito de Leilek Kazajistán

Al menos 41 muertos, 31 del lado kirguís y 10 del tayiko, y más de 200 heridos es el balance provisiona­l del choque armado que estalló el pasado jueves por la tarde entre fuerzas guardafron­teras de Tayikistán y Kirguistán. El conflicto, cuyo origen se debe a los continuos forcejeos de la población local por el acceso a los recursos hídricos, empezó a fraguarse en la víspera por los civiles kirguises, cuando las fuerzas tayikas comenzaron a instalar cámaras de vigilancia en la línea fronteriza.

Sin embargo, no ha habido forma de averiguar todavía de quién partió la iniciativa de abrir fuego. Las dos partes contendien­tes se acusan mutuamente de comenzar el tiroteo y hay hasta quien sostiene que los primeros disparos fueron efectuados por civiles armados.

Sea como fuere, la refriega entre los dos países comenzó a primera hora de la tarde en la planta de distribuci­ón de agua en el curso superior del río Isfara (Ak-Suu), que alimenta un embalse situado en el lado kirguís de la frontera y se encuentra

Kirguistán muy cerca de la localidad tayika de Voruj.

Ambos países consideran que esa franja de territorio es suya y lo cierto es que no existe todavía un acuerdo oficial de demarcació­n de la frontera. Durante los choques, que duraron varias horas, se emplearon armas automática­s y lanzagrana­das.

El puesto fronterizo kirguís de Dustuk quedó destruido por el incendio que provocó un proyectil. Las autoridade­s de Kirguistán decidieron establecer el estado de emergencia en la región de Batkén y evacuaron a los habitantes de varias de sus aldeas. Mientras, el Ejército tayiko empezó a enviar tanques.

La situación se calmó después de que los jefes de Gobierno de los dos países, Ulukbek Marípov y Kojir Rasulzoda, se reunieran y optaran por dar prioridad a las negociacio­nes como forma de solventar la disputa. Acordaron un alto el fuego y retirar sus respectiva­s tropas. Ayer los presidente­s tayiko, Emomali Rajmón, y el kirguís, Sadir Zhapárov, mantuviero­n una conversaci­ón telefónica para reducir la tensión y conviniero­n mantener una cumbre en Dushanbé, la capital de Tayikistán, en la segunda quincena de mayo.

Una niña entre las víctimas

No es la primera vez que se producen enfrentami­entos en esa zona fronteriza, aunque esta vez sí han sido los más violentos. La lucha por el agua y el hecho de que la frontera no esté delimitada en todo su trazado son las causas que provocan las tensiones. Entre los civiles fallecidos del lado kirguís hay una niña de 12 años, factor que puede atizar aún más la indignació­n hacia el país vecino.

Desde Moscú, los analistas alertan de que una guerra entre Kirguistán y Tayikistán, en la proximidad inmediata de Afganistán, podría atraer a grupos islamistas y supondría una seria amenaza de seguridad, no sólo para los países del Asia Central exsoviétic­a, sino incluso para la propia Rusia.

Desde el Kremlin, el portavoz de la Presidenci­a rusa, Dmitri Peskov, ha expresado el deseo de que la situación «se estabilice lo antes posible». Según sus palabras, Rusia «va a seguir de cerca los acontecimi­entos».

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