ABC (Nacional)

«Me duran más los perros que los hombres»

La número cinco de la candidatur­a de Gabilondo cree en la monogamia sucesiva y ha buscado pareja en internet. Libera el estrés haciendo senderismo y yoga

- EL FACTOR HUMANO DE LA POLÍTICA ANA MELLADO

Atraviesa la Puerta de América del parque del Retiro puntual, a las cinco y media de la tarde, acompañada de su labradora negra de dos años. Durante el paseo, Irene Lozano gira la cabeza al oír a una joven vocear a su perra y le comenta: «Anda, la mía también se llama Rumba, creo que el otro día coincidimo­s en el veterinari­o». La escritora y política aclara que ella la bautizó así, con el beneplácit­o de su hijo, por «el baile y no por el robot aspirador».

A sus 49 años, Lozano cambió el coche oficial por el Cercanías a finales de marzo tras abandonar la presidenci­a del Consejo Superior de Deportes (CSD) para formar parte de la lista del PSOE madrileño que lidera Ángel Gabilondo como número cinco. Licenciada en Lingüístic­a por la Complutens­e de Madrid y diplomada en Filosofía por el Birkbeck College de Londres, anteriorme­nte fue la secretaria de Estado de la España Global.

Vive en la calle O’Donnell con su hijo de 25 años –quien durante la entrevista le pide un bizum para comprar pienso– practica yoga y cuando el estrés la sobrepasa escapa a su casa de Manzanares el Real para hacer senderismo. Desayuna café con leche de soja y estevia y pan con jamón. De 9 a 11 horas, nadie la puede molestar, es su momento para escribir y pensar.

—¿Cómo ha cambiado su rutina desde que dejó el CSD?

—En el CSD se trabaja muchísimo, es una lavadora que va centrifuga­ndo a toda velocidad. Temprano, me recogía el coche oficial, y a partir de las once encadenaba un acto, una reunión, despachar con la gente y así hasta las nueve de la noche. Ahora, volcada en la campaña, sin parar. Me cojo el Cercanías para ir a los mítines y los actos. —¿Gabilondo es tan soso como parece?

—No me lo parece, honestamen­te, aunque él mismo lo ha dicho. Yo prefiero que el espectácul­o esté en el circo. En la distancia corta es muy ingenioso, tiene sentido del humor. La buena política es aburrida, que el espectácul­o lo estén dando gente que ocupa cargos institucio­nales no es lo que debe ser. —¿Se ha encontrado con algún ex? —Tuve un novio inglés, al que conocí en Bournemout­h. Yo tenía 18 años cuando empezamos, mantuvimos una relación de más de dos años, y él se vino finalmente a vivir a Madrid. Poco después lo dejé porque me puso los cuernos y al cabo de algún tiempo me lo encontré en el metro, haciendo transbordo creo recordar en Alonso Martínez. Me dijo: ‘You are the love of my life’. Le contesté que se me escapaba el metro. —¿Cuál es su estado civil?

—Estoy divorciada. Me casé con 22 años, empezando quinto de carrera. A él le conocí en mi época estudianti­l en la Complutens­e, que era muy cañera, iba a unas fiestas de la asociación de amistad hispanocub­ana. Él tenía 12 años más que yo, por eso tuve a mi hijo tan joven. Nació en el 95, justo unos días después de entregar mi primer libro. La gestación del libro y el niño fue paralela.

—Y el matrimonio no cuajó.

—Nos divorciamo­s porque había desacuerdo­s. Estuvimos juntos cuatro años. No creas que me duran mucho los hombres, me duran más los perros. Un labrador vive 12 años, según me dijo el veterinari­o. Mi perra anterior murió con 14 porque la cuidé muy bien.

—El amor para siempre es un mito. —Creo en la monogamia sucesiva. Soy una persona fiel. Pienso en cómo era cuando me casé con el padre de mi hijo y cómo he sido después, y me parece muy difícil que la otra persona evolucione

Tras mostrar su ruptura con UPyD, recibió la llamada de Pedro Sánchez. A la izda. cartel de Gabilondo de la misma manera que tú. —¿Está con alguien ahora?

—No lo sé, hemos parado para pensar. Cuando hablo de él, digo «mi novio» para abreviar. Le quiero muchísimo, llevo más de tres años. Es consultor. —¿Ha usado internet para ligar? —Sí, he estado en páginas como Meetic, es muy útil. El ser humano se quiere aparear y busca las formas. Antes la gente iba a la plaza del pueblo y los hombres aprendían a bailar para ligar e intimar. Cuando las mujeres empiezan a estar en los centros de trabajo, pues también se liga en el trabajo. Ahora hay aplicacion­es, pues también se liga. —¿Qué tal fueron esas citas?

—La gente que he conocido así ha sido estupenda. Sé que existe el mito de que eso es de tirados, como el desecho de tienta que no encuentra pareja, pues para nada. Me he encontrado a gente maja, formada, que tiene poco tiempo. A partir de cierta edad tus amigos están casados o con hijos, yo siempre he ido con mi hijo desacompas­ada porque mis amigos los tuvieron más tarde. —¿Le gusta que le abran la puerta del coche o pague él?

—Sí, la caballeros­idad no está reñida con el feminismo. Es una manera de tener una atención. Me gusta el cortejo, me gusta el tango porque te están cortejando al mismo tiempo que bailas. —¿Discotecas?

—Ni cuando era joven, nunca me han gustado. Fui un par de veces a Oh! Madrid, en la carretera de La Coruña. Cuan

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