Abascal se juega el futuro de Vox como alternativa al PP
Por primera vez desde que empezó el despegue de Vox en abril de 2019, la formación que preside Santiago Abascal llegaba a unas elecciones sin expectativas de mejorar sus resultados, e incluso de retroceder. En Galicia partía sin posibilidad de conseguir representación, como así fue; y en el País Vasco obtuvo un parlamentario, un éxito inesperado.
Nunca, hasta las autonómicas madrileñas, a Vox se le achicaban los espacios en la derecha. Hasta ahora, siempre había desafiado a un Partido Popular, en serio retroceso, al que le iba comiendo el terreno. En Cataluña, incluso se produjo el ‘sorpasso’ y se convirtió en el primer partido de la derecha constitucionalista. En Andalucía, sus 12 diputados permitieron poner
Santiago Abascal fin a casi cuarenta años de gobiernos socialistas.
Pero ha sido Isabel Díaz Ayuso, la candidata revelación de Pablo Casado, la que ha frenado en seco a Santiago Abascal y ha hecho temblar los cimientos de Vox. Las elecciones del próximo martes van a abrir una nueva era en el futuro de la derecha española, en la que habrá que ver el lugar que los votantes asignan a Vox.
Ayuso ha conseguido atraer a una parte del electorado de Vox, que está decidido a dar su respaldo a la candidata popular. Es un voto a priori prestado, que podría volver a Vox en unas generales, o no. Esa es la incógnita que habrá que despejar en los próximos meses: si el votante es el que indica a los dos principales partidos de la derecha española –PP y Vox– el camino a seguir.
El modelo Ayuso podría extrapolarse a otras comunidades donde el PP gobierna con Vox, como es el caso de Andalucía. Una comunidad donde las encuestas apuntan la posibilidad de una mayoría absoluta del PP. Vox se juega su futuro en Madrid. Seguir siendo decisivo o personaje secundario.