El temor de Arrimadas a la desaparición de Ciudadanos
Susto o muerte. Ser o no ser. Las elecciones autonómicas del 4 de mayo en la Comunidad de Madrid presentan una inevitable lectura nacional para Ciudadanos (Cs). El partido se juega en la cita con las urnas su supervivencia a medio plazo. Con las expectativas por los suelos, desaparecer de la Asamblea de Madrid después del ‘sorpasso’ en votos al PP en la Comunidad de Madrid en los comicios generales de abril del 2019 y tras dos años gobernando en coalición con Ayuso, sería fatídico para el proyecto de Inés Arrimadas, que trata de reflotar el centro y de alejar los fantasmas de la UCD y de UPyD, entre otros.
Nadie en Cs, al contrario de lo que sucedió en los días previos a las elecciones catalanas, prepara movimientos para el día después. Todos en el partido esperan a comprobar qué sucede en la Comunidad de Madrid, con dos posibles lecturas: si se quedan fuera, la viabilidad de un futuro autónomo e independiente quedará en entredicho; pero si en el clima actual, muy polarizado, y con la mayoría de encuestas situando a Cs fuera de la
Asamblea, Edmundo Bal da la campanada y obtiene representación, supondrá un balón de oxígeno para Arrimadas. En Cs insisten en que sus encuestas internas sí los sitúan superando –por la mínima– la barrera del cinco por ciento de los votos –mínimo necesario para obtener representación–, pero son conscientes del riesgo de quedarse fuera. Los sondeos de GAD3 para ABC han marcado una línea decreciente y el último publicado dejaba a Bal en el 2,8 por ciento de los sufragios. La sensación interna es que con una campaña «objetivamente buena» –distintas fuentes creen que ha sido mucho mejor que la de las catalanas y la del 10-N–, ha sido complicado colocar mensajes ante «dos bandos» entregados «al insulto». El 4-M dirá.
Inés Arrimadas en un mitin