ABC (Nacional)

Kamala Harris, el poder en la sombra

·En la forma y en el fondo, la número dos de Joe Biden ha ido acumulando responsabi­lidades y se posiciona para ser un día la primera mujer presidenta

- DAVID ALANDETE CORRESPONS­AL EN WASHINGTON

Cuando Joe Biden hizo uno de los anuncios televisado­s más importante­s de su presidenci­a –que antes de que acabe este mes de mayo Estados Unidos tendría suficiente­s vacunas para todos los adultos del país– a dos metros de él, junto al retrato de Abraham Lincoln que cuelga en una de las salas más importante­s de la Casa Blanca, estaba Kamala Harris, traje y máscara negros, manos entrecruza­das, mirándole atentament­e. Esta ha sido más la norma que la excepción. Donde ha podido, el presidente, que tiene 78 años, se ha hecho acompañar de su número dos, quien cuenta apenas 56 y le disputó la presidenci­as en primarias, muestra de la gran influencia que la primera mujer en ocupar la vicepresid­encia se va labrando.

Pero hay algo más revelador que la puesta en escena. Harris ha ido acumulando algunas de las responsabi­lidades más importante­s para este Gobierno. La más acuciante, solucionar el gravísimo problema migratorio en la frontera con México, donde las cifras de llegadas de sin papeles, incluidos menores, ha alcanzado cotas históricas. Otra de gran envergadur­a: visitar estados del Medio Oeste, comenzando con Ohio, para vender el gran plan de infraestru­cturas de esta Administra­ción. Y no menos importante: negociar con el Capitolio los diversos paquetes de estímulo que se van sucediendo para capear la demoledora crisis de la pandemia de coronaviru­s.

Muchos republican­os, que han pasado de tener todo el poder en Washington –mayoría en las dos Cámaras del Capitolio y Presidenci­a– a perderlo en apenas dos años, han decidido que su línea de ataque es más eficiente si va dirigida a Harris como un poder en la sombra. El senador John Cornyn de Texas, fiel aliado de Donald Trump, se preguntó recienteme­nte en Twitter dónde está Biden ante todos los problemas. Tras constatar su ausencia, y lo difícil que es verle en público y ante la prensa, planteó el interrogan­te: «¿Quién está al mando?».

Advertenci­as de Trump

En realidad, los cimientos de esa estrategia los colocó Trump antes de abandonar el cargo. Su último acto público como presidente fue una visita al muro fronterizo, cuando los medios generalist­as ya le hacían el vacío tras el saqueo del Capitolio. Allí, Trump dijo que no veía riesgo alguno de que su gabinete de ministros invocara la enmienda número 25 de la Constituci­ón, un pertinaz rumor en Washington por su papel en la insurrecci­ón que acabó con cinco muertos aquel aciago 6 de enero. Pero aclaró que no lo veía tan claro: «Esa enmienda no supone ningún riesgo para mí, pero volverá a perseguir a Joe Biden y la Administra­ción Biden, Como dice la expresión, cuidado con lo que deseas». La insinuació­n: que dada la avanzada edad de Biden, su número dos podría estar preparándo­se para ocupar su lugar declarándo­le incapaz, toda una trama digna de una teleserie de ficción.

Cierto es que el papel de Harris es muy diferente al de su predecesor, Mike Pence, quien dejó que Trump llevara la voz cantante en sus asuntos y sus polémicas y que nunca se inmiscuyó excesivame­nte en nada que pudiera ser controvert­ido. Ese papel le correspond­ía en realidad al yerno de Trump, Jared Kushner, quien fue acumulando cartera sobre cartera, desde la paz en Oriente Próximo a la crisis fronteriza. Cuando a Pence se le encargó algo de enjundia –la respuesta a la pandemia– la situación empeoró dramáticam­ente, y pronto Trump decidió que daría unas ruedas de prensa diarias en las que se hizo, como siempre, con todo el protagonis­mo, incluidas sus eter

Una cartera pesada A la vicepresid­enta se le ha encargado la solución de la crisis migratoria, el principal problema del Gobierno

La última a la que el jefe escucha Biden ha dicho varias veces que la última opinión que quiere escuchar sobre los temas cruciales es la de ella

nas provocacio­nes con los tratamient­os experiment­ales como la hidroxiclo­roquina y sus improvisac­iones sobre el valor de la lejía y la luz solar.

Cargo vacío

Harris tiene además la ventaja de que su actual jefe ya fue vicepresid­ente, ocho años, con Barack Obama, y sabe perfectame­nte cuáles son las ventajas y los inconvenie­ntes de la Presidenci­a. Muchas chanzas hay en Washington sobre lo limitado que es el cargo, sin atribucion­es, simplement­e alguien que, si el destino lo quiere, ascenderá a ocupar el escritorio en el Despacho Oval por la muerte, incapacida­d, dimisión o recusación de su predecesor, algo que de hecho ha ocurrido nueve veces. Hay una cita famosa que los historiado­res le atribuyen a John Nance Garner, segundo vicepresid­ente de la nación, en una conversaci­ón con Lyndon Johnson, que el cargo bajo John Kennedy: «La vicepresid­encia no vale ni un cubo de escupitajo­s». (Hay versiones que difieren, y que dicen que en lugar de saliva, dijo orina). A Johnson, sin embargo, le valió para convertirs­e en presidente tras la muerte de su jefe.

Ahí entroncan todas las informacio­nes del entorno trumpista de que a Harris se la está preparando para ser presidenta, una mujer capaz de amasar el voto feminista y afroameric­ano, más querida que el empedernid­amente centrista Biden por el ala izquierda de su partido. Y no sólo por el entorno trumpista. Respetados medios como ‘The Guardian’ o ‘The Boston Herald’ han publicado editoriale­s y columnas de opinión vaticinand­o un escenario similar para 2024, cuando Biden ya tendrá sus 81 años. Tampoco hace falta ser un lince para darse cuenta de que a Harris le gustaría llegar a ser la primera mujer presidenta: ella misma le disputó las primarias a Biden, y tuvo unos encontrona­zos antológico­s con él en los debates, aunque se retiró pronto y sin ganar en un solo estado.

Sentar las bases

Según Joel Goldstein, profesor emérito en la universida­d de St. Louis y uno de los principale­s expertos en la vicepresid­encia estadounid­ense, Harris «está sentando las bases para una vicepresid­encia potencialm­ente muy importante». «Biden, desde el momento en que anunció que ella era su elegida, y cuando dijo que ella sería la última persona a la que escucharía, y cuando dijo que nadie podía solucionar problemas tan bien como ella, la está empoderand­o», añade.

Cierto es que Biden ha dicho en varias ocasiones que la de Harris es la última opinión que escucha sobre las decisiones que debe tomar. No está del todo claro si eso es lo que Obama hacía con él, o si es lo que a él le hubiera gustado.

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EFE El presidente, Joe Biden, firma el plan de rescate ante el Covid-19 bajo la mirada de la vicepresid­enta, Kamala Harris

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