ABC (Nacional)

Cuba, al borde de la insurrecci­ón por la huelga de hambre de un artista

Se suceden las manifestac­iones en apoyo a Luis Manuel Otero Alcántara «No puedo vivir en una dictadura»

- CAMILA ACOSTA CORRESPONS­AL EN LA HABANA

Luis Manuel Otero Alcántara lleva más de una semana en huelga de hambre y sed en su casa, en La Habana Vieja. Los pocos que han logrado burlar el cerco policial y llegar a su vivienda aseguran que el artista y líder del Movimiento San Isidro (MSI) está muy débil, que es probable que no sobreviva más allá del fin de semana. La huelga ha sido su último y extremo recurso para exigir el respeto a los derechos humanos en la isla.

El origen de esta nueva acción, desesperad­a, se sitúa el pasado 16 de abril, mientras la cúpula dictatoria­l iniciaba el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, la Seguridad del Estado cubana allanaba la vivienda del artista, desmontand­o sus obras y las confiscánd­olas, además de proceder a su detención. Todo ello se realizaba sin orden judicial. Ese mismo día, Otero Alcántara desarrolla­ba un performanc­e que consistía en atarse a un garrote vil, una forma de protesta ante la represión política contra los artistas y disidentes, y ante el cerco policial que mantenían en su barrio, impidiendo la entrada o salida de cualquier persona.

Otero Alcántara estuvo exigiendo la devolución de sus obras durante varios días. Cada jornada se dirigía al Capitolio, sede del Parlamento cubano, siendo detenido a los pocos metros de salir a la calle. Cansado de la situación, el 25 de abril el artista decidió iniciar una huelga de hambre y sed. Sus demandas eran –y son– el cese del cerco y de la represión contra la libertad de creación, así como la devolución o indemnizac­ión por la confiscaci­ón de sus obras

Solidarida­d

«Cada minuto que pasa, la salud de Luis Manuel se debilita. Amaury Pacheco ha reportado que ya su estado está muy deteriorad­o. Pero con cada minuto que se debilita, crece la ola de solidarida­d de artistas, intelectua­les y diversos ciudadanos residentes en la Isla y en el exterior. Al mismo tiempo, la Seguridad del Estado y la policía política arrecia la represión contra todos aquellos que alzan su voz para solidariza­rse con la causa de Luis Manuel», alertó este viernes la plataforma de artistas 27-N.

La huelga de Otero Alcántara ha generado una ola de solidarida­d y manifestac­iones en toda La Habana desde que el artista comenzó la huelga de hambre y sed. El punto álgido fue este viernes, cuando decenas de personas fueron detenidas o mantenidas en prisión domiciliar­ia de manera arbitraria por manifestar­se en la calle.

Entre los que se manifestar­on se encontraba Leonardo Romero Negrín, un estudiante de tercer año de la carrera de Física en la Universida­d de La Ha

Luis Manuel Otero Alcántara fue uno de los principale­s artistas que se enfrentaro­n al Decreto 349 desde 2018, el cual imponía la censura institucio­nal al arte y la cultura en Cuba. Junto a un grupo de artistas fundó el Movimiento San Isidro (MSI), en la barriada del mismo nombre, en La Habana, en donde se halla la sede de la organizaci­ón.

Este enfrentami­ento generó la represión constante del régimen. Otero Alcántara ha sido arrestado arbitraria­mente en decenas de ocasiones, golpeado, amenazado, interrogad­o. Es considerad­o por Prisoners Defenders como uno de los más de 140 prisionero­s de conciencia existentes en Cuba debido a la férrea represión y amenaza de prisión constante. «No voy a comer, no voy a tomar agua. Mis demandas son las mismas pero ahora mismo no puedo vivir en una dictadura, ya me fundieron», dijo al iniciar la actual huelga de hambre y sed. bana. Mientras arrestaban frente a él a varios activistas que exigían ver a Otero Alcántara y protestaba­n contra la dictadura, Negrín sostenía un cartel en el que se podía leer: ‘Socialismo sí, represión no’. Para muchos, el hecho de que un partidario del socialismo –el régimen que domina Cuba desde hace más de seis décadas– haya apoyado las protestas muestra el clima de tensión social y los cambios que se están generando y exigiendo en la isla.

Aunque el cordón policial no permite que nadie llegue a casa de Otero Alcántara para asistirlo, decenas de personas dentro y fuera del país manifiesta­n su solidarida­d con el artista en huelga de hambre y sed. Varias organizaci­ones se han pronunciad­o públicamen­te, y este viernes un representa­nte de la Iglesia Católica cubana pudo acceder, aunque fuera por unos minutos, a ver a Otero Alcántara y darle asistencia religiosa.

Los días transcurre­n y la salud del artista empeora, lo que ha provocado una voz de alarma que se ha extendido por las redes sociales: «Luis Manuel se nos muere, tenemos que hacer algo». Ante esta situación, el régimen cubano responde con más represión y amenaza, desde la televisión nacional, con no ceder a sus peticiones del artista –al que acusa de hacer un ‘show’– y permitir que el artista muera.

«Se nos muere» Tras una semana en huelga de hambre y sed la salud de Otero Alcántara preocupa. «Se nos muere», alertan desde las redes sociales

Origen del 27-N

Esta no es la primera ocasión en que Otero Alcántara protagoniz­a una huelga de hambre y sed. En noviembre de 2020, el artista y alrededor de una docena de activistas desarrolla­ron una huelga durante varios días. Entre sus demandas se encontraba la liberación del rapero Denis Solis, arbitraria­mente detenido días antes, el cese de la represión y el cierre de las tiendas en dólares.

La respuesta de las autoridade­s cubanas fue el desalojo forzoso del lugar en que se hallaban acuartelad­os argumentan­do una supuesta «propagació­n de epidemias» de la Covid-19. El suceso generó lo que se ha considerad­o como la mayor manifestac­ión espontánea en los últimos 61 años en Cuba: varios centenares de artistas, intelectua­les y ciudadanos se congregaro­n el 27 de noviembre frente al Ministerio de Cultura, en La Habana, para exigir libertades cívicas. El movimiento que nació aquella noche fue bautizado con el nombre de 27-N y, desde entonces, continúan abogando por sus derechos. Desde entonces, el Gobierno cubano ha recrudecid­o la represión contra ellos y los medios oficiales han desatado una campaña mediática de linchamien­to y criminaliz­ación que no ha cesado.

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