ABC (Nacional)

El reto de colgarse una medalla con un hijo

Cuatro deportista­s olímpicas que también son madres explican a ABC cómo compaginan la atención que necesita un bebé con la exigencia del deporte de élite

- CARLOS TRISTÁN GONZÁLEZ

De primeras, cuando hablamos de acudir a unos Juegos lo hacemos de cosas mayores. No van los buenos, no; van los mejores. Cuatro años de duro entrenamie­nto –cinco para Tokio por la pandemia– para tratar de cumplir el sueño que tenías cuando empezaste en tu deporte. Miles de horas de gimnasio, decenas de competicio­nes, de vuelos... y un hijo. Porque sí, se puede ser madre y deportista de élite al mismo tiempo. Aun así, no es nada fácil: faltan ayudas a la conciliaci­ón, los primeros años de crianza son agotadores y tu cuerpo se resiente. Pero al final, movidas por la pasión hacia su deporte, el que tanta gloria les ha dado, y el amor a sus hijos, a los que cuidan con mimo y atención, lo consiguen. Alzan la voz para que sean más las que se atrevan a dar el paso, consciente­s del miedo que hay entre algunas deportista­s a que sea un punto irreversib­le en sus carreras. Las carreras de Ona Carbonell, Blanca Manchón, Teresa Portela y Maialen Chourraut dicen lo contrario: hay éxitos después de dar a luz. Las cuatro, además de campeonas, forman parte del Plan ADO, una serie de ayudas económicas que permiten a los mejores atletas del país dedicarse plenamente a mejorar deportivam­ente. «Gracias a ellas se puede vivir del deporte», dice Blanca. Ona, una de las deportista­s españolas más laureadas de la historia, opina igual: «Cuando te dedicas todo el día a entrenar y a ser la mejor del mundo no tienes tiempo para trabajar paralelame­nte. Resultan imprescind­ibles». «Lo es todo», añade Teresa. Y Maialen, que recibe la ayuda desde que era menor de edad, elogia los frutos que ha dado el plan desde su creación en los noventa: «Los resultados deportivos han mejorado mucho».

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