España profética
La titular de Sanidad rechaza el regreso de los aficionados a los estadios mientras celebra los avances del calendario sanchista de vacunación
Habrá tenido oportunidad el lector de comprobar cómo los telediarios de las emisoras sistémicas suelen ilustrar los avances de la campaña de vacunación con secuencias grabadas en los más diversos puntos de nuestro Estado compuesto, una España plural y diversa en la que Madrid solo aparece en caso de alerta sanitaria o apocalipsis vírico. Así las cosas, excéntricamente descentralizadas, la ministra de Sanidad se fue ayer a Asturias para celebrar los progresos de la inmunización de rebaño y ejercer de ‘groupie’ de Pedro Sánchez, sacerdotisa y guardiana del oráculo de un presidente del Gobierno cuyas profecías y visiones sobre el calendario de vacunación se van cumpliendo. «Mañana seguro, hoy puede ser... Sería en la semana que el presidente del Gobierno dijo que se iba a cumplir», dijo Darias, que, iluminada por la luz que todo lo ciega, llevaba escrito el guión del triunfalismo, firmado por sus expertos. A la titular de Sanidad, en cambio, la sacan del carril mesiánico y derrapa en un suelo que nunca toca. Le preguntan por el regreso ordenado del público a los estadios de fútbol y responde, por peteneras antivirales, que «no es lo más aconsejable». ¿Quién aconseja a Darias para distinguir entre lo aconsejable y lo desaconsejable? Nadie sabe. Nos metemos en el terreno de los expertos, de la antimateria, de lo oculto y de los ojos en blanco. Estamos a las puertas mismas del misterio que define y explica el fenómeno conocido como sanchismo.