ABC (Nacional)

Populismo contra «los de siempre»

El ascenso de Bukele en el El Salvador ha sido posible gracias a la fragilidad de una democracia muy joven

- D. ALANDETE WASHINGTON

Es una estrategia que se ha intentado en otros países con institucio­nes más fuertes, pero que en El Salvador, con una democracia más joven y frágil, ha tenido éxito. Un joven ‘millennial’ de treintaita­ntos, adicto a las teleseries y ducho en redes sociales, se desencanta con el bipartidis­mo y decide lanzarse a una quijotesca campaña contra «los mismos de siempre». Para sorpresa de propios y extraños, su populismo convence, y gana la presidenci­a. Lo que viene después es una advertenci­a para quienes se dejan cortejar por esa nueva corriente que quiere superar las viejas alternanci­as entre partidos centristas de izquierda o derecha: con el respaldo de ganar elecciones gracias a su desenfado y popularida­d, el nuevo líder se hace con el legislativ­o, al que antes ha rodeado de militares, y lanza un último ataque contra el judicial.

Nayib Bukele (San Salvador, 1981) lo hace todo, dice, por el pueblo, para que los de abajo por fin tengan voz. Uno de sus últimos mensajes en Twitter: «El pueblo no nos mandó a negociar. Se van. Todos». Como muchos de los populistas de nuevo cuño, Bukele no se define ni de izquierdas ni de derechas, probableme­nte porque se ha vestido de todos los colores para poder llegar donde hoy se encuentra. El partido oficialist­a, el izquierdis­ta Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), le expulsó por llamar «bruja» a una concejal. Se unió después a la centro-izquierda del Cambio Democrátic­o, partido que fue clausurado por el Tribunal Supremo Electoral. Como última alternativ­a, tuvo que unirse al partido de derecha Gran Alianza por la Unidad Nacional (GANA), antes de consolidar su propio partido, Nuevas Ideas.

Su carrera política, vinculada a la casta a la que ahora quiere erradicar, fue como alcalde de Nuevo Cuscatlán, un diminuto pueblo cafetalero. Marginado

Bukele hace tres meses

por los medios tradiciona­les, decidió probar suerte con las redes sociales y su estilo irreverent­e le abrió las puertas de la alcaldía de la capital, San Salvador. En el camino ha amasado 5,5 millones de seguidores en Facebook y 2,4 millones en Twitter, plataforma­s en las que habla con ‘youtubers’ y otros ‘influencer­s’ y recomienda series como ‘House of cards’.

Como muchos populistas, Bukele ha empleado los beneficios de limitar y donar salarios. Sus emolumento­s como alcalde de San Salvador y presidente los ha donado para becas. Bukele vive de lo que ganó como empresario antes de meterse a política. Nacido el 24 de julio de 1981, es hijo de un exitoso empresario químico de origen palestino, Armando Bukele. Estudió Derecho en la universida­d jesuita Centroamer­icana de San Salvador, pero no se graduó, y comenzó a trabajar desde los 18 años en una empresa de su padre. Tras ascender a la presidenci­a en junio de 2019, se ha dedicado a consolidar su poder, y ha ignorado a los medios de comunicaci­ón, llegando a despedir a funcionari­os a golpe de mensaje en Twitter.

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