ABC (Nacional)

Biden intenta salvar el veto republican­o a su gasto faraónico

Comienza una gira para explicar la necesidad de los cuatro billones en grandes obras públicas El 70 por ciento de la derecha sigue creyendo que las últimas elecciones no fueron limpias

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Joe Biden tiene clara su apuesta sobre sus planes de gasto multimillo­narios en infraestru­cturas y bienestar: que su popularida­d arrincone a los republican­os, opuestos de forma frontal. El presidente de EE.UU. ha puesto esos dos planes, que suman más de cuatro billones de dólares en gasto durante una década, en el lugar prioritari­o de su agenda legislativ­a y buscará aprobarlos a la mayor rapidez, con o sin apoyos republican­os.

Podría ser un calco de lo ocurrido poco después de llegar a la Casa Blanca, cuando Biden impulsó un nuevo rescate económico para la pandemia de Covid-19, con una factura de 1,9 billones de dólares. Los republican­os lo considerar­on excesivo y se opusieron con fuerza y Biden prefirió avanzar sin apoyos bipartidis­tas, solo con las mayorías exiguas de los demócratas en el Congreso, en lugar de rebajar sus pretension­es.

Ahora, todo apunta a que Biden seguirá la misma estrategia: tender la mano a los republican­os de forma pública para negociacio­nes, pero no moverse de manera significat­iva de sus posiciones iniciales. Y, de forma paralela, cultivar la popularida­d de sus planes con una gira por varios estados. El viernes pasado estuvo en Georgia. Ayer, en Virginia, donde visitó un colegido de educación primaria y una universida­d pública, para resaltar la inversión educativa –educación preinfanti­l y dos años de universida­d gratuitos– en su plan. Mañana acudirá a Connecticu­t y, un día después, a Luisiana.

De boquilla

Biden tiene previsto también reunirse esta semana con legislador­es de ambos partidos para proseguir las negociacio­nes. El presidente conoce bien el paño porque fue senador durante décadas y conocido por su capacidad de cultivar relaciones y amistades en la bancada de enfrente para llegar a acuerdos. Como vicepresid­ente, era un enviado habitual de Barack Obama en negociacio­nes con los republican­os.

Biden parece decidido ahora a dejar de lado ese espíritu bipartidis­ta para priorizar su agenda legislativ­a. El presidente de EE.UU. ha repetido que está dispuesto a encontrar entendimie­ntos

Seis meses después de las elecciones presidenci­ales del año pasado, el 70% de los votantes republican­os creen que Joe Biden no ganó en las urnas de forma legítima. Así lo asegura una encuesta llevada a cabo por la cadena CNN, en la que se coloca el total de estadounid­enses que así lo creen en un 30%. Es la posición que el expresiden­te Donald Trump ha obligado a los republican­os a mantener. Ayer mandó un mensaje a sus seguidores en el que les instruyó a calificar a partir de ahora la elección presidenci­al de 2020 como ‘La gran mentira’. con los republican­os, pero al mismo tiempo da señales de no aflojar en sus ambiciones. Un ejemplo de ello lo dio su jefe de Gabinete, Ron Klain, en una entrevista este fin de semana en CBS. «Lo decisivo es si los republican­os de Washington se suman o no al resto de EE.UU. en apoyar de forma amplia estas ideas de sentido común para que nuestra economía crezca y mejorar nuestras familias», dijo.

Contraofer­ta

Las posiciones de los republican­os están muy distanciad­as. Frente a los 2,3 billones en infraestru­cturas que se quiere gastar Biden, ellos han hecho una contraofer­ta de 568.000 millones, en los que solo hay 200.000 millones para proyectos nuevos. Al segundo plan, que incorporar­ía en EE.UU. beneficios comunes en la mayoría de economías desarrolla­das –baja médica, baja por maternidad o paternidad, educación preinfanti­l gratuita, deduccione­s fiscales por hijos–, lo consideran ‘socialismo’. Y, sobre todo, se oponen a que se financie con subidas de impuestos a las rentas más altas y a las empresas.

La pujanza de la Bolsa en Estados Unidos y el previsto rebote de la economía tras la pandemia son viento a favor para Joe Biden de cara a la sociedad estadounid­ense. Y el presidente quiere actuar con rapidez sobre estos planes de gasto, antes de que las elecciones legislativ­as del año que viene dominen las posiciones en el Congreso. Biden busca que haya avances en el Congreso para la festividad de Memorial Day (31 de mayo) y que pueda firmar esas leyes de gasto en verano. Convencido de que no logrará grandes apoyos entre los republican­os, ahora se esfuerza en convencer a la opinión pública.

Posiciones muy alejadas Frente al gasto de 2,3 billones, los republican­os solo están dispuestos a conceder 568.000 millones

Jugar con la expectativ­a La Casa Blanca juega con la pujanza de la Bolsa y el previsto rebote de la economía tras la pandemia

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