«En pensiones, una cosa es lo que se dice y otra dónde acabaremos»
Antonio Garamendi Presidente de la CEOE El dirigente de la patronal apunta a Madrid como el modelo fiscal a seguir por el resto de España, igual de eficiente que en Europa
SEVILLA
Antonio Garamendi, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), niega a ABC que Europa se vaya a conformar con que España no derogue la reforma laboral sin facilitar una mayor flexibilización en los contratos y pide que el dinero de las políticas activas de empleo vaya a formación, porque la digitalización destruirá muchos empleos, pero creará otros para los que habrá que tener otras competencias. —España envió ya a Bruselas, al filo del plazo, el plan de recuperación, con un centenar de grandes inversiones y otras tantas reformas con la que se aspira a canalizar hasta 2026 unos 140.000 millones. ¿Es el plan que usted hubiera mandado? —El plan tiene varios vectores marcados por Europa: la digitalizacion, la sostenibilidad, la inclusión social y territorial, la igualdad de género... La CEOE ha planteado al Gobierno hasta 21 posibles Perte (Proyectos Estratégicos para la Recuperación y Transformación Económica), que incluyen el automóvil eléctrico, la economía azul... Este sería el primer ‘Plan Marshall’ para España y tenemos que usarlo bien porque es ingente la cantidad de dinero que llegará. Junto con ese plan hay un planteamiento de hasta 102 reformas que son claves. Europa no está diciendo para nada que hay que cambiar la reforma laboral, como dice algún miembro del Gobierno. Lo que sí está diciendo es qué hacemos con la gente de menos de 30 años –que sufre más de un 40% de paro–, o con la gente de más de 55 años que queda sin empleo. Pide rebajar la dualidad laboral porque tres de cada cuatro personas que trabajan tienen un contrato indefinido; reclama contratos más sencillos... Muchas veces se dice que el problema está en las empresas y olvidamos a la Administración, que es la primera que tiene problemas con la temporalidad, que tiene un millón de personas con contratos temporales.
—La Comisión parece que relajará las exigencias de reforma y aceptará que simplemente España no derogue la reforma laboral. ¿Adiós a los cambios para liberalizar y flexibilizar la legislación laboral? —Europa no está hablando para nada de la reforma laboral que plantea España. Yo soy vicepresidente de los empresarios europeos y sé lo que está diciendo Europa, que está pidiendo flexibilización, lo que quiere decir adaptabilidad, algo compatible con que los empleos sean dignos. En cuanto a las políticas activas de empleo, se acaban de repartir a las comunidades autónomas 2.500 millones y aún no se ha analizado por qué las políticas activas de empleo públicas no funcionan porque el SEPE solo coloca el 2% de los trabajadores en España. Es decir, que todo el dinero va a ir a eso, cuando tendría que ir a formación, sobre todo porque se está diciendo que con la digitalización se van a destruir muchos empleos, pero también se van a crear muchos y hay que hacer un gran plan de formación.
—Alemania, Francia e Italia apuestan por bajar impuestos, mientras España los sube. ¿Cuál es el camino a seguir?
—Bajar taxativamente. Hay un mantra que dice que pagamos menos impuestos que el resto de europeos. Si dividimos lo que se recauda entre el número de españoles, es verdad. Pero si dividimos lo que se recauda entre el número de personas que pagamos, tenemos mayor presión fiscal. En el resto de Europa la economía sumergida es el 13% y en España es el 24%. Aquí falta gente que pague. Necesitamos más bases imponibles y menos tipos. Un estudio que hemos hecho demuestra que Madrid tiene mucha eficiencia porque la economía sumergida es el 14%, por lo que se parece más a la europea que a la española. Eso permite que en Madrid haya habido una bajada de impuestos, pero que más gente pague y se haya creado más empleo. Si los ciudadanos tienen más dinero en el bolsillo significa que habrá más consumo. —¿Qué le parece la reforma que plantea Escrivá, que quiera prohibir la jubilación forzosa, posponer a 2027 el factor de sostenibilidad y premiar la prolongación de la edad de jubilación?
—Una cosa es lo que se dice y otra dónde acabaremos. Hay que ver cómo se plantea el tema del déficit y cómo se incorpora la gente joven a las empresas. En cuanto a la prolongación de la vida laboral no es lo mismo un transportista internacional de 68 años que una persona que está sentada en una mesa de una oficina. En cuanto a la prohibición de la jubilación forzosa de personas que han cotizado, habrá que evaluar los costes que tiene la gente a partir de determinada edad por enfermedades que pagan las empresas. Al final hay que tener algún factor de sostenibilidad para que las pensiones sean gestionables porque el déficit es enorme. A mí me sorprende que este año, con un 0,9% de inflación negativa, se hayan subido las pensiones el 0,9% y no se entiende que ahora se hable de que no se compensará los próximos años más. —Hay trabajadores que han cotizado 40 años pero les penalizan por jubilarse cinco años antes. ¿Por qué no se apuesta por la ‘mochila austriaca’?
—La ‘mochila austriaca’ puede estar bien o mal, pero no puede ser que suponga un mayor coste a la empresa. Lo que no vale es cobrarte la Seguridad Social y además la ‘mochila austriaca’.