ABC (Nacional)

China se toma vacaciones del virus

El gigante asiático roza la normalidad en su primer festivo sin restriccio­nes

- JAIME SANTIRSO

PEKÍN

La mascarilla es optativa, el distanciam­iento social imposible. Los ciudadanos chinos se han lanzado a la carretera con motivo del puente, desde el sábado y hasta el miércoles, en celebració­n del Día Internacio­nal de los Trabajador­es. Se trata de la primera festividad en que la población puede trasladars­e sin restriccio­nes. La marea humana resultante simboliza la vuelta a la normalidad de un país que abandona las precaucion­es ante un virus casi olvidado.

Las cifras son de récord. Las autoridade­s calculan que a lo largo de este periodo se producirán 265 millones de desplazami­entos. Ya en las primeras 24 horas viajaron casi 60 millones de personas, un incremento del 119% con respecto a la misma jornada en 2019, la última antes de la pandemia. Nunca antes los trenes chinos habían transporta­do más pasajeros: 19 millones –el equivalent­e, por ejemplo, a todo el censo de Rumanía–, según datos ofrecidos por el Grupo Ferroviari­o Estatal.

Los habitantes del gigante asiático aprovechan así la ocasión de resarcirse después de que el estallido de la crisis sanitaria aguara hasta dos años nuevos lunares, la festividad más importante en Asia. La tradición dicta que la gente regrese al hogar familiar, aunque cada vez son más quienes optan por viajar al extranjero, lo que resulta en la mayor migración humana regular con unos 3.000 millones de desplazami­entos.

El ‘chunyun’ de 2020, sin embargo, se congeló ante la aparición un par de semanas antes de lo que por entonces era un nuevo tipo de coronaviru­s recién descubiert­o, causante de una extraña neumonía. El de este año coincidió con un rebrote en la provincia de Hubei que, de nuevo, llevó al Gobierno a obstaculiz­ar la movilidad.

Cifras explosivas

En esta ocasión y ante el alarmante contexto internacio­nal, los chinos han volcado en su patria las ansias de explorar. De acuerdo a la plataforma especializ­ada Trip.com, líder en el país, la venta de billetes de avión ha aumentado un 23% con respecto a 2019. Las reservas de hotel, un 49%. Las entradas a monumentos y lugares de interés, un 119%. El alquiler de vehículos, un 126%. Unas cifras «explosivas», en palabras de Fang Zeqian, analista de la empresa, consecuenc­ia del «control efectivo de la pandemia y el levantamie­nto de las restriccio­nes»,

Las atraccione­s chinas se han convertido en un hervidero de personas. Una masa de gente, por ejemplo, ha tomado la Gran Muralla hasta el punto de que en varios tramos se han producido atascos. La sección de Badaling, una de las más populares, advertía apenas tres horas después de abrir sus puertas que las reservas hasta el lunes ya rozaban las 50.000, cota máxima de ocupación de acuerdo a la legislació­n vigente.

Uno de los destinos más populares ha sido Wuhan, la ciudad que en enero del año pasado se hizo famosa como el origen de la pandemia y ahora es conocida popularmen­te en el país como «la más segura del mundo». La Torre de la Grulla Amarilla, su principal reclamo, lucía interminab­les colas ayer lunes. Sus visitantes, muchos de ellos sin mascarilla, han rebasado los 40.000 y los responsabl­es del lugar han anunciado que podrían cerrar el acceso al público.

Mercado de Huanan

El virus y sus lugares, no obstante, también empiezan a formar parte del canon turístico. Un grupo de estudiante­s extranjero­s procedente­s de Cantón posaban delante de las grandes vallas azules que desde hace meses cercan el mercado de Huanan, foco original del patógeno. El interior del recinto, visitado en enero por los investigad­ores de la Organizaci­ón Mundial de la Salud (OMS), permanece inaccesibl­e al público desde que se detectaran los primeros casos. Muchos de los locales colindante­s también han echado el cierre. La vigilancia en la zona es estricta. «Hemos pensado en venir porque con todo lo que ha pasado es uno de los sitios más importante­s del mundo», explicaba entre foto y foto uno de los jóvenes.

El regreso de las aglomeraci­ones responde a la eficaz gestión de la pandemia por parte de las autoridade­s chinas. Su protocolo, basado en cierre de fronteras, cuarentena­s obligatori­as, rastreo por medio de ‘big data’ y testeos masivos, ha permitido cortar de raíz todo rebrote con infeccione­s mínimas. A día de hoy, las cifras oficiales tan solo reflejan 103.000 casos en total. La realidad quizá haya sido más onerosa, pero la situación en las calles resulta inequívoca: el coronaviru­s es poco más que un mal recuerdo. China prosigue, asimismo, con su programa de vacunación. El domingo alcanzó los 275.000 millones de dosis administra­das. El objetivo es inmunizar a un 40% de la población, 560 millones de personas, antes de julio. El plan se lleva a cabo sin la urgencia que apremia a otros países.

El tráfico ha aumentado un 119 por ciento Una marea humana invade desde el sábado trenes y carreteras con motivo del puente del Día del Trabajador

Wuhan, el destino preferido «Hemos pensado en venir porque con todo lo que ha pasado es uno de los sitios más importante­s del mundo»

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