Primeras Comuniones: improvisadas, íntimas y muy austeras
Iglesia, hostelería y familias se amoldan sobre la marcha a las actuales restricciones
quien constata grandes diferencias entre lo que le ha tocado a su hija de 9 años respecto a lo que disfrutaron sus dos hermanos mayores. En esta ocasión, reconoce, «hemos estado viéndolas venir. Con los chicos empezamos a organizar en octubre: la ropa, los recordatorios, el hecho de informar a la familia de fuera para los viajes… Ahora con la niña, hasta que no nos ha llegado el mail de confirmación del colegio, a principios de marzo, no nos hemos puesto manos a la obra». Esta mujer es consciente de que, hasta el próximo 12 de junio, fecha de su celebración, todavía pueden cambiar mucho las cosas, sobre todo tras la previsible finalización del estado de alarma. «De momento no puede venir mi hermana, que vive en el extranjero, y en la Iglesia tenemos un solo banco asignado por familia», explica. Un asiento que tampoco es suficiente ni siquiera para la familia más cercana de Águeda: sus padres y sus otros cuatro hijos ya veinteañeros. «El resto de tíos y abuelos estará esperando fuera, viendo la ceremonia a través de las pantallas, o por ‘streaming’, si es que al final conseguimos organizarlo». Respecto a la celebración posterior, María sigue a expensas de la pandemia, y no ha organizado nada a día de hoy, por lo que pinta una cita íntima y austera. «Cuando llegue el momento analizaremos si se permiten de nuevo las reuniones en domicilios particulares y si se autorizan, encargaremos algo, posiblemente en dos tandas, una con mis padres, y otra con mis suegros. Como es a mediados de junio, esperamos que ya estén vacunados».
El Sacramento
Por su parte Nuca, mamá de Águeda, ha organizado una comida con el resto de su gran familia en un restaurante donde se siguen todas las medidas anti-Covid impuestas a la restauración (determinado número de comensales por mesa) pero se barajan dos escenarios: «Si se levanta el estado de alarma, el aperitivo se podrá realizar de pie, y si no, sentados». Aún así, muy diferente va a ser también la celebración de esta niña. Con cuatro hermanos mayores, la pequeña ha visto cómo ellos pudieron reunir a todos sus amigos pero ella, debido a los grupos burbuja del colegio, no podrá hacerlo. Lo verdaderamente importante, reconoce María, «es que se celebre el Sacramento. La Comunión no son los Reyes Magos. Vale que tengan algún regalo, una cadena, una cruz... Si no acaba convirtiéndose en algo que no es».