ABC (Nacional)

El despegue de Paula Badosa

Tras una época gris, vuelve a disfrutar del tenis y se regala unos cuartos en Madrid Davidovich, rival de Medvedev

- LAURA MARTA

MADRID

A pesar del cansancio después de una paliza tremenda ante Anastasija Sevastova que se decidió en un tercer set (6-7 (0), 7-6 (3) y 6-0), Paula Badosa tuvo fuerzas para sonreír y llorar. En apariencia, antagónica­s sensacione­s, pero en su caso reflejaban lo mismo: la alegría de haber convertido un oscuro túnel en rayos de luz. La catalana –nació en Nueva York por casualidad– juega hoy los cuartos de final del Mutua Madrid Open contra Belinda Bencic, primeras victorias de su carrera en el cuadro final. Un premio mayúsculo, con todo merecimien­to, por una remontada mucho más dura que la que protagoniz­ó ante la letona en la noche de ayer. Y ya esta fue de las grandes.

«Hace año y medio jugaba torneos ITF –circuito un escalón por debajo de WTA– y luchaba por entrar en top 100, y me estaba costando muchísimo. He pasado por cosas muy difíciles», admitía sin censuras. En esas cosas muy difíciles, palabras como ‘ansiedad’ o ‘depresión’, la parte menos bonita del deporte de élite.

Porque en 2015, Badosa era la joya del tenis español, brillante campeona de Roland Garros júnior. Talento a raudales que presagiaba un exitoso salto a las alturas. Pero tan lejos del suelo, entró el vértigo. En su cabeza se apoderó el miedo a no hacerlo bien, a fallar, a no cumplir esas expectativ­as que su tenis había levantado. «Quizá en su momento se me veía con futuro, pero yo de verdad no veía ese futuro, no me creía que podía estar ahí de verdad. El triunfo en Roland Garros me vino muy rápido y no lo esperaba. Estaba trabajando para ello, pero en mi cabeza no me esperaba que me llegara», continuó desgranand­o el lunes para subrayar desde dónde se ha levantado.

«Pasé por momentos de ansiedad.

El español superó un partido de tres horas y tres tie breaks (6-7 (5), 7-6 (4) y 7-6 (4)) contra Pierre-Hugues Herbert y será hoy el primer rival de Daniil Medvedev. «Me entrené con él en indoor y no falla una pelota. Pero estamos en tierra, en casa y yo estoy bastante motivado. Si juego en la central será una recompensa de todo el trabajo que estoy haciendo, me haría ilusión», comentó. También ganó Albert Ramos a Taylor Fritz (7-5, 5-7 y 6-4), y Roberto Bautista, a Marco Cecchinato por 6-2, 6-7 (3) y 75). Perdió la campeona de 2016 y 2017, Simona Halep, ante Mertens (4-6, 7-5 y 7-5).

También momentos de depresión, lo reconozco. No tenía ganas personal ni profesiona­lmente de hacer nada. Perdí la ilusión por muchas cosas y, sobre todo, de jugar al tenis. No disfrutaba nada. Al revés, sentía una presión y una obligación y unos miedos que me hacían no querer entrar en pista nunca», admitía en 2019, en un vídeo en el que compartió aquella etapa negra de 2018. «Mi manera de vivir el tenis no era la adecuada. Tienes en la cabeza cosas que no deberías tener y no te entrenas bien, no te alimentas bien».

Y eligió levantarse. Un partido diario tras otro, contra ella misma y los elementos. Lo cambió todo para encontrar lo que siempre había estado allí: el talento, las ganas, las aspiracion­es. Y volvieron las ganas de jugar y de ser de nuevo Paula Badosa, tenista capaz de y aspirante a todo. Eligió como entrenador a Javier Martí, tenista con mucha mala suerte con las lesiones, y encontró a la figura que necesitaba­n su tenis y su cabeza. Un amigo al que confiarle situacione­s difíciles y del que recibir acertados consejos porque él también había pasado por allí: «Desde que estoy con él se nota muchísimo el cambio como tenista. Me aporta, me apoya en los momentos mejores y peores. La verdad es que le debo mucho».

«Todos sabíamos del nivel de Paula, siempre ha sido una jugadora con un gran potencial. Lo demostró cuando quedó campeona de Roland Garros júnior. Después sufrió mucha presión por las expectativ­as que se pusieron sobre ella y, como ella misma ha manifestad­o, ha tenido momentos en los que le ha costado asimilarlo y gestionarl­o. Conforme han ido pasando los años ha conseguido la estabilida­d y madurez necesarias para poder sacar la mejor versión de su tenis», analiza Anabel Medina, capitana de la selección española femenina de tenis.

Recompensa­s

«Necesitaba una semana así para convencerm­e de que puedo estar entre las mejores. Me lo merezco»

«Never stop fighting», escribió Badosa en las redes sociales tras el partido de octavos. Lema que sigue desde aquel punto de inflexión, y del que tantas recompensa­s recoge ahora: octavos en Roland Garros 2020, semifinale­s en Lyon 2021, semifinal en Charleston, con victoria sobre la número 1 del mundo Ashleigh Barty y, por ahora, cuartos en el Mutua Madrid Open. «Necesitaba hacer una semana así, demostrarm­e que podía estar entre las mejores. Sentía que me lo merecía. Después de todo lo que he pasado y trabajado, mi cabeza me decía ‘puedes y te lo mereces’», sonreía.

Medina augura más: «Aquí en Madrid la gente puede ver lo que muchos ya sabíamos, una jugadora agresiva, con un gran servicio y potencia en todos sus golpes, que le gustan los grandes escenarios y que quiere meterse entre las mejores del mundo. Después de este torneo habrá un cambio muy grande en su interior que le hará conseguir cosas grandes».

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A. NEVADO
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—Siendo tan joven, no tendría pósters en la habitación.

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