ABC (Nacional)

Shakil Afridi El médico que sigue en prisión por señalar a Bin Laden

Considerad­o un héroe en Estados Unidos y un traidor en Pakistán, el facultativ­o que ayudó a localizar al terrorista del 11-S cumple 23 años de condena mientras espera un posible canje de prisionero­s

- MIKEL AYESTARÁN CORRESPONS­AL EN JERUSALÉN

einte días después de la operación de las fuerzas especiales de Estados Unidos que acabó con la vida de Osama bin Laden en mayo de 2011, Pakistán detuvo al doctor Shakil Afridi. Nunca le han acusado formalment­e de trabajar para la CIA, pero se considera que fue quien llevó a los servicios estadounid­enses hasta el complejo en el que el líder de Al Qaida y su familia vivieron durante seis años en Abbottabad, a 150 kilómetros de Islamabad.

Desde su detención, Afridi permanece recluido en el confinamie­nto más estricto en la Prisión Central de Sahiwal, en la provincia del Punjab, donde cumple una condena de 23 años por su supuesta relación con el grupo islamista Lashkar-e-Islam. La familia siempre negó su conexión con esta organizaci­ón e incluso reveló que en 2008 tuvieron que pagar más de 6.000 euros para poder liberarle, tras ser secuestrad­o por sus militantes en las zonas tribales del norte del país. Sus familiares lo consideran el chivo expiatorio encontrado por los paquistaní­es tras la vergonzosa situación que surgió después de comprobar que el terrorista más buscado de la tierra estaba a las puertas de una importante base militar.

VColaborad­or de la CIA

Lo cierto es que se conocen pocos detalles sobre la vida personal de Afridi. Se sabe que se graduó en el Colegio Médico de Khyber en 1990, que su esposa es de Abbottabad, que tiene tres hijos y ronda los cincuenta años. Como máximo responsabl­e médico en el distrito de Khyber, se encargó de supervisar varios programas de vacunación financiado­s por Estados Unidos, y, según reveló la CIA un año después de su detención, colaboró con la Inteligenc­ia estadounid­ense. Uno de estos proyectos consistió en lanzar un programa para vacunar contra la hepatitis B en Abbottabad. El verdadero objetivo de la campaña era obtener pruebas de ADN de cualquiera de los niños del complejo en el que vivía la familia Bin Laden en esta tranquila población de media montaña situada a las faldas de las montañas Kakul.

La CIA tenía el complejo de tres plantas en su punto de mira tras el rastreo realizado al mensajero de Al Qaida, Abu Ahmad al Kuwaiti, pero necesitaba tener la prueba de que Osama estaba allí antes de lanzar una operación tan arriesgada en un país supuestame­nte amigo como Pakistán. Afridi dirigió la campaña de vacunación aunque, según la Comisión Abbottabad, creada por Pakistán

El médico pakistaní Shakil Afridi

DIEZ MILLONES DE CASTIGO para investigar los hechos, no tenía conocimien­to de que el objetivo final de la CIA era cazar a Bin Laden.

Estados Unidos le otorga tratamient­o de héroe, pero para los paquistaní­es es un traidor. El expresiden­te Donald Trump prometió durante la campaña de 2016 que si ganaba sería liberado «en dos minutos», pero no pudo cumplir su palabra. La Operación Gerónimo para cazar al terrorista puso patas arriba la relación entre Islamabad y Washington y tras conocer la condena de 33 años a Afridi, que luego fue rebajada a 23, Estados Unidos anunció un recorte en la ayuda a Pakistán de un millón de dólares por cada año que pasara encarcelad­o. El preso ya ha costado diez millones y algunos medios como la cadena BBC indican que pronto podría quedar en libertad, fruto de un intercambi­o de prisionero­s en el que los estadounid­enses entregaría­n a Aafia Siddiqi, la neurocient­ífica paquistaní conocida como ‘Lady Al Qaida’, a cambio del doctor Afridi, la persona que, sin saberlo, cerró el círculo en torno a Bin Laden después de casi una década de investigac­iones.

Como castigo a Pakistán por el caso Afridi, EE.UU. le retira un millón de dólares de ayuda militar por cada año que el médico continúa en prisión

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