ABC (Nacional)

«Todas las historias de familia son infinitas, estamos atados a los padres»

El hijo de Gabriel García Márquez estrena ‘4 días’, el canto de amor de una madre por su hija adicta

- FERNANDO MUÑOZ

Hay sombras que pesan más que el hierro y apellidos que marcan más que el fuego. La sombra infinita de Gabriel García Márquez sigue eclipsando la figura como cineasta de su hijo, Rodrigo, marcado a fuego por un apellido que siempre sale a relucir cuando habla de su obra. Pero si hay algo que define su trayectori­a como guionista y director es la obsesión –«todo mi cine es autobiográ­fico»– sobre las relaciones familiares, la mayoría de las veces en femenino –‘Madres e hijas’, ‘Cosas que diría con sólo mirarla’, ‘Nueve vidas’– y otras entre padres todopodero­sos e hijos señalados por la providenci­a, como en ‘Últimos días en el desierto’. Ahora se vuelve más mundano, sin olvidar sus pulsiones, en ‘4 días’, donde se fija en el amor inagotable de una madre agotada por las adicciones de la hija.

Glenn Close da vida a esa mujer de clase media acomodada que ve cómo un mal diagnóstic­o médico abocó a su pequeña a una adicción a los opiáceos. De las pastillas ‘painkiller­s’ con opio vendidas legalmente saltó a las drogas compradas en las esquinas. No fueron casos aislados. En Estados Unidos, la pandemia de los opiáceos estaba en plena ebullición hasta que la del coronaviru­s arrasó con todo. De hecho, ‘4 días’ se basa casi de forma biográfica en la historia de Libby y Amanda que publicó en ‘The Washington Post’ Eli Saslow, un periodista que ahora ha ayudado en el guion a García.

«Fue tremendo conocerlas», recuerda el cineasta. «Amanda nos hizo un tour por el centro de Detroit, donde estuvo años viviendo en la calle como adicta y donde le pasaron cosas tremendas… Luego hicimos una lista de esos momentos que tenían que estar en la película y lo llevamos a guion». Pero no se recrea en los detalles escabrosos. Porque, reconoce, su película no deja de ser la historia de una madre y su hija, una de las «fuerzas más poderosas» de la vida. «Todas las historias de familia son infinitas», reflexiona García. « Padres, hijos... estamos atados unos a otros. Por mucho que cambie el cine y sus gustos, las relaciones entre padres e hijos, que son siempre de una gran complejida­d, se seguirán tratando porque es un tema que no ha envejecido

No dirigirá ‘Cien años de soledad’, sobre el libro de su padre

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Rodrigo García (en el centro), durante una toma con Glenn Close

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