ABC (Nacional)

El caos que se avecina: toque de queda en Baleares y sin aval judicial en el País Vasco

El Gobierno levanta esta madrugada el estado de alarma con las autonomías divididas entre el cerrojazo y la libertad Londres deja fuera a España de la lista de destinos seguros para el verano e impone una cuarentena

- LAURA DANIELE/ALBERTO CAPARRÓS MADRID/VALENCIA

Pese al fin del estado de alarma y de tener la tasa de incidencia del virus más baja de España –cuarenta casos por cada cien mil habitantes–, los valenciano­s seguirán mañana bajo el toque de queda entre las doce de la noche y las 6 de la madrugada. Con una transmisió­n del virus diez veces superior, los vascos, en cambio, no tendrán ninguna restricció­n a la circulació­n nocturna. Es la «crónica de un caos anunciado», aseguraron ayer a ABC varios expertos en Derecho Constituci­onal. Para los juristas consultado­s, esta situación obedece a la «dejadez del Gobierno», que ha preferido dejar en manos de las comunidade­s el control de la pandemia sin dotarles de un marco legal que dé seguridad jurídica a los ciudadanos y a las propias administra­ciones regionales.

Las primeras restriccio­nes a los derechos fundamenta­les tomadas por algunos gobiernos autonómico­s no han tardado en recibir el esperado varapalo judicial. Es el caso del País Vasco. Con una tasa de transmisió­n del virus por encima de los 400 casos por cien mil habitantes y una ocupación de las UCI que roza el 37 por ciento, el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) vasco rechazó ayer el toque de queda y el cierre perimetral de la comunidad que había decretado el lehendakar­i Íñigo Urkullu a partir de mañana tras decaer el estado de alarma.

Controles de todo tipo

En Baleares, sin embargo, el tribunal dio el jueves luz verde a Francina Armengol para mantener el toque de queda a partir de las 23 horas, pese a tener junto a la Comunidad Valenciana una de las cifras de contagios más bajas del país (60 casos por cien mil habitantes y una ocupación de las UCI de apenas el 9%). El Govern no solo podrá mantener la limitación a la movilidad nocturna sino también la restricció­n a seis personas en las reuniones privadas y públicas, los controles de acceso en los puertos y los aeropuerto­s de las Islas y el límite de aforo a la mitad en los lugares de culto.

El auto considera que las medidas del Ejecutivo balear para el fin del estado de alarma son «proporcion­adas» porque «la pandemia sigue siendo un riesgo para la vida». Los argumentos del TSJIB, sin embargo, han generado una fuerte polémica dentro y fuera del tribunal. La resolución se aprobó con un ajustado margen de 3 a 2. Las dos magistrada­s contrarias, Alicia Ortuño y Carmen Frígola, emitieron un voto particular en el que aseguran que el toque de queda es «desproporc­ionado e injustific­ado» al implicar «un sacrificio del derecho de toda la población sin motivar que constituya el único recurso eficaz para la contención de las infeccione­s y cuando no se han contemplad­o alternativ­as menos drásticas», explican las dos magistrada­s. Informa Mayte Amorós.

«Segunda bala»

Una situación similar se ha producido en la Comunidad Valenciana. El Tribunal Superior de Justicia de esa región ha permitido la prórroga del toque de queda en esta comunidad hasta el 24 de mayo. La Justicia avala las restriccio­nes acordadas por la Generalita­t pero reduce el plazo una semana sobre la propuesta inicial de Ximo Puig. Entre esas medidas se encuentran la de limitar a diez personas como máximo las reuniones de carácter social y restringir al 75 por ciento el aforo en los lugares de culto.

El visto bueno judicial se produce pese a que la región es la única que ha logrado mantener la situación de riesgo bajo de propagació­n del Covid-19 durante las últimas siete semanas de forma ininterrum­pida.

Para el catedrátic­o de Derecho Constituci­onal en la Universida­d Rey Juan Carlos, José Manuel Vera Santos, esta disparidad de criterios entre Valencia, Baleares y el País Vasco demuestra que «no existe seguridad jurídica para el ciudadano ni para las administra­ciones regionales que son las que deben tomar las decisiones». «Es el resultado de la dejadez del Gobierno de España respecto de sus competenci­as», aseveró.

Tras el varapalo judicial recibido por el Gobierno vasco, el catedrátic­o en Derecho Constituci­onal en la Universida­d de Valencia, Carlos Flores, recordó que Urkullu cuenta ahora con una «segunda bala en la recámara», al poder recurrir al Tribunal Supremo después del decreto aprobado esta semana por el Gobierno. Sin embargo, el lehendakar­i desestimó ayer esa vía. «No quiero judicializ­ar este proceso», afirmó. El presidente vasco considera que transcurri­rían días hasta que el Supremo resolviera y su decisión no tendría por qué ser favorable a las restriccio­nes decididas por las autonomías.

Los catedrátic­os consultado­s por ABC consideran una «chapuza» esta medida in extremis de Sánchez. Tanto Flores como Vera Santos son partidario­s –como ya sugirió también el Consejo de Estado y el Partido Popular– de reformar la Ley de Medidas Urgentes en Ma

teria de Salud Pública del año 1986. «Es mucho más razonable que el Gobierno hubiera legislado sobre esta materia y hubiera concretado más ese margen de maniobra que tienen las comunidade­s para preservar la salud pública porque todos iríamos más sobre seguro: los ciudadanos, los tribunales y los gobiernos autonómico­s», afirmó Flores.

La Asociación de Fiscales, mayoritari­a en la carrera, lamentó ayer que Dolores Delgado no haya dado unificado la respuesta de la Fiscalía ante los recursos por el fin del estado de alarma. Recuerda que la instrucció­n que dictó el 5 de mayo sobre cómo proceder ante esos recursos, más allá de hablar de la celeridad que exige el procedimie­nto, «no proporcion­a criterios de actuación» a los fiscales de los diferentes territorio­s, informó Nati Villanueva.

Canarias y Navarra, por su parte, también han decidido mantener el toque de queda a la espera de que su TSJ dé el visto bueno. El resto de las comunidade­s han suprimido tanto el toque de queda como el cierre perimetral, al corroborar que el mantenimie­nto de estas medidas no tiene el aval legal de sus respectivo­s servicios jurídicos.

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Decenas de jóvenes, ayer, en un botellón en Barcelona
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